Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Borbolla

Rodríguez de la Borbolla habla desde la autoridad moral que le da su coherencia y honestidad intelectual

Condenados al ostracismo político Manuel Chaves y José Antonio Griñán por la deriva penal del caso de los ERE y apartado por propia voluntad desde hace muchos años Rafael Escuredo de la vida pública, José Rodríguez de la Borbolla es el único ex presidente que, hoy por hoy, ejerce como referencia histórica de la autonomía andaluza. Por eso y porque tanto en sus ya lejanos años de mandato como en su trayectoria posterior ha transitado por un camino de coherencia política y honestidad intelectual, sus mensajes se escuchan en su partido y sus consejos no caen en saco roto. En la entrevista que publicó este periódico el pasado martes con motivo del Día de Andalucía, Borbolla, el Pepote de los años de refundación del socialismo en España, decía algunas cosas que han suscitado un lógico interés en unos momentos en los que el partido en el que ha militado toda su vida atraviesa su crisis más grave en cuarenta años y en el que tanto el liderazgo como el proyecto hacen agua. Definía en una frase certera la tragedia del PSOE provocada por Pedro Sánchez: ha dejado de ser un partido que busca un proyecto de hegemonía social y lo ha anulado para buscar alianzas en las que pierde su propia identidad. Desde este análisis reivindica la figura de Susana Díaz, con la que no siempre ha estado ni mucho menos de acuerdo, como la persona que puede volver a ponerlo en su sitio.

Rodríguez de la Borbolla puede decir estas cosas desde la posición moral que le da el haber estado al frente de Andalucía en los años en que hubo un proyecto de país y se hicieron algunas de las pocas cosas encaminadas a vertebrar un territorio inconexo y a fijar políticas capaces de transformar un modelo que la condenaban al subdesarrollo. Valgan dos ejemplos. A su impulso, y a la generosa financiación de la Unión Europea, se debe la construcción de la autovía A-92, que conecta la región de oeste a este. Se trata de la única obra transversal que ha servido para acercar a las ocho provincias. Compárese con la paralización de todos los proyectos ferroviarios que se han emprendido en la región y sáquense conclusiones. También de aquellos años es el intento de poner en rentabilidad la agricultura andaluza mediante un proyecto que tuvo la desgracia de llamarse reforma agraria cuando sólo era un plan de modernización de estructuras productivas basado en leyes aprobadas en el tardofranquismo. Naufragó en los tribunales. Hoy suenan a historias muy viejas. Pero entonces se ponían las bases de Andalucía y hoy el que fuera su presidente puede hablar con la autoridad que le da el haberlo hecho.

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