Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Bye, bye, Boris

Ya pagará el inglés el vino que se bebió". La frase que, dicen, se remonta a los tiempos de las invasiones de este territorio por las tropas inglesas y sus ansias por saquear botas de 'sherry' no puede estar más vigente unos cuatro siglos después. El Brexit, que se consuma ahora tras años de bochornoso espectáculo entre quienes lo decidieron allá en las islas británicas (unos más que otros), es una nueva vuelta de tuerca a un espíritu que nunca ha terminado por confiar en el resto de Europa.

Para quienes nacimos conociendo un continente con un mercado común en el que el Reino Unido era uno de los referentes, aunque siempre reticente y a otra velocidad, la situación que se da desde ayer es nueva y viene cargada de incertidumbres. ¿Qué va a pasar desde ahora en una Europa sin Gran Bretaña? Probablemente, esperemos, nada insalvable, y en todo caso, esperemos, peor para los británicos. Dos no se pelean si uno no quiere.

Lo primero que nos viene a la cabeza en Jerez es el vino. Sí, ese vino que tantos lazos ha estrechado entre las islas y esta ciudad con o sin mercado común o Unión Europea. Y no sólo lazos, sino gestos, costumbres, modas, palabras y frases ('aliquindoi', 'guachisnai', 'candié'...), uniones familares, empresas. Ahora, en un mercado global, esta industria funciona de otra manera. El esperado Brexit, narrado minuto a minuto, ha permitido que se adopten en muchos casos medidas que impidan un efecto traumático para ambas partes. Salvo que los iluminados líderes que lo alentaron y finalmente ejecutaron quieran, en los próximos meses, dar un paso más allá y dinamitar definitivamente los puentes que quedan.

Porque uno de los principales problemas de esta ruptura, además de la situación en la que deja a familias de uno y otro lado del Canal de la Mancha, es el mensaje populista, insolidario y anti europeo que traslada. Que líderes nacionalistas radicales hasta el paroxismo como Farage quieran separarse de Europa y recuperar el imperio británico se puede entender. Lo que preocupa es que alguien como el primer ministro Boris Johnson se sume a esta puesta en escena por lo que puede tener de contagio hacia otros países, como ese virus surgido en China. Están de enhorabuena estos días los euroescépticos, entre ellos los de algunos partidos españoles.

Europa ha cometido muchos errores durante su construcción, pero de no haber existido como proyecto común, quién sabe lo que seríamos hoy. Estar en este club ha permitido a países como España mucho más que ayudas para converger con el resto del continente. Salirse y que cada uno haga la 'guerra' por su cuenta en estos tiempos de políticas globales no es una solución; más bien es un paso atrás.

Ya lo dijo Sir Winston Churchill cuando una niebla hizo intransitable el Canal de la Mancha: "El continente ha quedado aislado de Inglaterra". Como el chiste del que iba en dirección contraria en la autopista, señores ingleses, los equivocados somos los veintisiete que quedamos en la UE.

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