Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Campana sobre campana

Hoy es, probablemente, el día del año en el que más se pronuncie la palabra salud. Cuando no nos toca la Lotería de Navidad, que suele ser casi siempre por pura cuestión matemática, lo habitual es consolarnos, o conformarnos, con que al menos tenemos salud. Y no caemos en la cuenta de que tener buena salud también es en muchas ocasiones cuestión de pura lotería. Qué cierto es que no se valora lo que se tiene hasta que se carece de ello.

De salud se ha hablado mucho esta semana también porque los políticos han vuelto a convertir este asunto en excusa para lanzarse acusaciones. Las políticas de sanidad fueron uno de los flancos por donde más sufrió el anterior Gobierno andaluz de Susana Díaz, erosionada constantemente en lo que llegó a ser su 'joya de la corona'. Y parece que al nuevo Gobierno de Juanma Moreno le espera algo igual a la vista de que continúan las protestas y de que el PSOE no está dispuesto a dejar pasar ni una. Hasta el Ayuntamiento de Jerez, al que gobernando los socialistas nunca se le escuchó una crítica a las listas de espera o los cierres de camas, ha aprobado en pleno una moción para que la Junta de Andalucía tome cartas en el asunto. A la inversa, el PP ya no ve tantos problemas en la Sanidad andaluza. Oh, milagro.

Atónitos, indignados, muchos ciudadanos que tienen problemas de salud de todo tipo y los propios profesionales sanitarios asisten a este lamentable espectáculo del "y tú más", al subasteo de cifras, cuando estamos hablando de lo que más preocupa a cualquier persona. La sanidad, la salud, deberían estar blindadas ante cualquier tipo de ataque político a través de un pacto de Estado (lo sé, es una utopía como el de la educación) que impidiese el mercadeo continuo con cuestiones tan delicadas. Que quiten de una vez sus manos los políticos de la sanidad si no es para ayudar, para construir, y dejen trabajar a los profesionales, que bastante tienen ya.

En estos días de Navidad se nos presenta aún más diáfano el duro y difícil paso por los hospitales. Jugadores de fútbol, personas que encarnan a los Reyes Magos visitan a niños enfermos y les llevan regalos. Asociaciones y oenegés que se vuelcan (todo el año) tratando de sacar una sonrisa donde es más complicado, como Payasos Sanadores, por ejemplo. Y tantos y tantos voluntarios que participan a diario en hacer de la enfermedad algo más llevadero. Por respeto a todos ellos, y por supuesto a los pacientes, los políticos tienen que dejar de usar la salud en su beneficio. Hay líneas rojas que no se deben cruzar nunca.

Hace unos días se instalaba en la ludoteca hematológica infantil del Hospital de Jerez una campana muy especial, a iniciativa de los padres de una joven, Miriam, que falleció de cáncer. Cuando suena esta campana, es que un paciente ha superado la enfermedad. En la película navideña por antonomasia, Qué bello es vivir (Frank Capra, 1946), sonaban campanillas cuando los ángeles recibían sus alas. Que esta Nochebuena, y todo el año, suene el villancico Campana sobre campana. Feliz Navidad.

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