A rienda suelta

Emilio M. Cañas

Canícula

MI reloj marca las siete de la tarde. Llevaba varios días esperándolo. El aire acondicionado no daba más de sí. Por más que miraba los partes no dejaba de ver ese color amarillo que, cada vez, me parecía más chillón. Pero, por fin, ese color que nos advierte que asomarse a la calle a las cuatro de la tarde puede ser catalogado como deporte extremo ha pasado a ser verde. Eso sí; no se confíe. Por muy verde que se ponga la alerta meteorológica, el calor seguirá siendo 'la calor', que es así como se dice por estas latitudes cuando hay calor de verdad. Seguiremos sufriendo los 35 grados y mucho viento de levante; por lo tanto, seguirá siendo bienaventurado aquel que tenga algún pariente, amigo o conocido con parcela y piscina para sobrellevar esta canícula. Absténgase de ir a la playa porque no merece la pena pagar por aparcar en una zona naranja o azul (según el municipio al que vaya) para comer arena y correr detrás de la sombrilla.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios