¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Cariño, ya hay presupuestos

Los 34 puntos del acuerdo del Gobierno con Vox son, en su gran mayoría, lógicos e, incluso, deseables

Mientras sus adversarios se aferran a la anécdota del sonrojante vídeo de la redecoración del despacho del señor director general de la Agencia Pública Andaluza de Educación (ya saben: "Hola cariño..."), el Gobierno andaluz ha conseguido dejar encarrilada la legislatura del cambio al garantizarse los apoyos para aprobar los presupuestos de 2019 y 2020. Y lo ha logrado en unos momentos de extrema dificultad política, mientras se negociaban comunidades autónomas, ayuntamientos y diputaciones. Juanma Moreno, un político al que todo el mundo consideraba caballo perdedor, está alcanzando lo más difícil: transmitir la sensación de un cambio tranquilo, sin grandes vendettas y con capacidad de llegar a acuerdos con la oposición (Canal Sur, Defensor del Pueblo, Cámara de Cuentas, etc.). Fue lo que le recomendó Manuel Clavero cuando lo visitó en su despacho de Plaza de Cuba: equilibrio y sensatez. Los andaluces, como el resto de los españoles, ya están cansados de las turbulencias de los últimos años. La gran mayoría quieren un poco de paz, volver a sus asuntos, olvidar la política. Sólo a los agitadores profesionales y a los periodistas nos gusta este chapoteo en el barro. PP y Ciudadanos están intentando lo que se supone que debe hacer un Gobierno de centroderecha europeo: reinstaurar el aburrimiento, que es la base de la civilización burguesa, la única capaz de generar algo de paz y prosperidad... Un mundo donde el único escándalo sea una chica vanidosa presumiendo de novio poderoso.

Los Presupuestos de 2019 esquivan la extravagancia, el trumpismo en el que han caído otras derechas. Son claramente socialdemócratas, entendiendo esta palabra no como una opción política, sino como el gran consenso al que llegó Europa tras la II Guerra Mundial para conjugar libertad y confort social. De hecho, estas cuentas incluso aumentan el gasto en los grandes pilares del Estado del bienestar, lo que se adereza con la salsa que más gusta a los liberales (y a cualquiera que pague impuestos): la rebaja fiscal. Sin embargo, el reto no está en presupuestar más o menos millones en una u otra partida, sino en tener la capacidad de gestión necesaria para ejecutarlos. La de los gobiernos de Susana Díaz fue muy limitada y así le fue.

Respecto a los 34 puntos del acuerdo con Vox, son en su mayoría lógicos e, incluso, deseables. Bien al quitar dinero a los chiringuitos de la llamada "memoria democrática" (sic), mal al restárselo a los inmigrantes. Sólo desde el sectarismo se puede hablar de cesiones "a la ultraderecha" y otras pamplinas.

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