CON lo que está cayendo encima del universo taurino, con las nefastos políticos de esos partidos absurdos y trasnochados, con gente llena de rencor por causas que sólo ellos comprenden, con nostálgicos de banderías que únicamente conocen de oídas en su posiciones privilegiadas de niñatos afortunados, con esos ignorantes que se dicen animalistas portadores de pancartas de lemas con faltas de ortografía y sintaxis mal construidas, al mundo del toro sólo le faltaba corridas dudosamente organizadas para los tiempos que corren, de espectadores poco conscientes y aforos descontrolados con exceso de taquillaje.

Aquellos ya tienen donde apoyar sus desacertados argumentos. La corrida del otro día en El Puerto, como todas las demás que se celebren, como la próxima de Sanlúcar, si no están rigurosamente planteadas, si, de verdad, las distancias son las adecuadas, si los espectadores son conscientes y llevan las mascarillas y todo responde a las más estrictas líneas que marcan los dictámenes en estos tiempos nefastos que nos han tocado vivir, serán motivos a los que acudan para ir, una vez más, en contra de la lógica de la Fiesta. Para colmo, muchas televisiones y vídeos interesados colgados en la redes, sólo ven la falta de distancia, la gente con las mascarillas bajadas y todo lo que les interese para argumentar sus disquisiciones contrarias a los Toros. No demos motivo para ello. Es mejor, en estos momentos, un paso atrás que no crear dudas.

Van a estar al acecho, van a meter el dedo donde más daño puedan hacer, están deseando que haya lo más mínimo para atacar. No le pongamos en bandeja lo que nunca tuvieron. Nosotros somos los que tenemos la razón; ellos los equivocados; pero son listos y quieren carnaza. No seamos tan ingenuos de ponérselo fácil. Los toros deben seguir siendo nuestro más particular motivo de orgullo. En ello debemos estar todos; dando imagen de lo que realmente somos, no de lo que quieran ver.

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