Casandras

En España hemos tenido Casandras que nos advertían de Sánchez e Iglesias, pero nadie les hizo caso

Según la mitología griega, la sacerdotisa Casandra se pasó meses pronosticando la caída de Troya, aunque nadie la creyó. Pero al final, Troya fue destruida. Desde entonces existe eso que podríamos denominar el "síndrome de Casandra": hay gente que sabe predecir exactamente las desgracias que van a ocurrir, pero nadie les presta atención. Joseph Roth, en los años de entreguerras, supo ver el cataclismo que se cernía sobre Europa. Nadie le hizo caso: era un borracho, un loco, un escritor que vivía en los bares. Eso decían de él, pero todo lo que Roth predijo se fue cumpliendo cuando Hitler llegó al poder.

En España hemos tenido Casandras que nos habían advertido de lo que se nos venía encima con Sánchez e Iglesias, pero nadie quiso hacerles caso. No pasará nada; al final todo se quedará en bravatas; Europa nos protegerá; no se atreverán a llegar tan lejos: eso decían los incautos -yo era uno de ellos- que no se creían a nuestras Casandras. Pues bien, ahora ya sabemos que las tímidas Casandras tenían razón. Sánchez es un Narciso sin escrúpulos y sin rastro alguno de conciencia moral que se cree Napoleón y que será capaz de hacer cualquier cosa -cualquier cosa, insisto- con tal de mantenerse en el poder. Y Pablo Iglesias es un leninista de manual que sabe que la toma del poder sólo puede ocurrir a través de un cataclismo o de una circunstancia excepcional. En el caso de Lenin fue la Primera Guerra Mundial. En el caso de Iglesias, será el coronavirus y la ruina económica.

Si Sánchez e Iglesias tienen que destruir la independencia judicial, someter por completo a la prensa independiente -la poca que queda- o lanzar a las masas de zombis ideológicos contra sus enemigos -como ya están haciendo contra el juez García Castellón-, lo harán sin pensárselo dos veces. Si tienen que gastarse los 140.000 millones euros que nos ha dado Europa en caramelos electorales, lo harán. De momento, ya han declarado el estado de alarma contra Madrid (pero perdonando a Navarra y Cataluña porque allí gobiernan sus amiguitos). Su sueño es una democracia sometida y manipulada y que únicamente sirva a sus intereses. Les importan un pimiento los problemas de los ciudadanos que lo están pasando mal. Lo único que quieren es manejar el poder a su antojo como los antiguos reyezuelos de la Grecia Arcaica. Y sí, amigos, nuestras Casandras tenían razón.

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