Catetismo andaluz

Cuando el centralismo judicial es granadino. En Sevilla piden descentralización y allí más competencias

El eje de Sevilla con Málaga, al que se incorporaron Granada y Córdoba, es un cuento chino bonito. En cuanto se plantea cualquier discrepancia aparece el catetismo andaluz. Consiste en acaparar todo el poder posible, siempre que beneficie a tu ciudad. Y en reclamar la descentralización del centralismo sevillano (o de donde sea), cuando beneficia a otra. Se ha visto con la propuesta para crear nuevas salas de lo penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en Sevilla y Málaga. Fue aprobada por el órgano de gobierno del propio TSJA. En Granada, que es donde está la capital judicial andaluza, han puesto el grito en el cielo de la Alhambra.

El asunto es complejo de explicar. Procede del miedo andaluz a concentrar el poder en una ciudad; por ejemplo, en Sevilla. Así como Madrid es la capital de España, y no se discute que allí se instale todo lo que es de competencia estatal, a Sevilla se le critica la capitalidad desde antes de que se aprobara el Estatuto. Así el poder político está en Sevilla (o eso dicen). Pero el TSJA tiene su sede en Granada, que es la capital judicial, según deja claro el Estatuto. Aunque también incluye un pero ese Estatuto, ya que admite la creación de secciones en otras ciudades. De hecho ya existen secciones de lo social y lo contencioso administrativo en Sevilla y en Málaga. Es como un sí; pero bueno...

¿Y qué dicen las autoridades? Pues depende. En Granada, el alcalde, Francisco Cuenca, que es del PSOE, quiere que las secciones nuevas se ubiquen en Granada. La Junta de Andalucía, donde asimismo gobiernan los socialistas, también opta por Granada, pues si el gobierno que preside la sevillana Susana Díaz apoyara a Sevilla sería acusada de centralismo sevillano. Mientras que el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, asimismo del PSOE, quiere que se ubique en Sevilla, como es natural.

El mismo partido (en este caso el PSOE) tiene posturas contrarias según las ciudades. Los otros se comportan igual. Defienden blanco en una ciudad y negro en otra que está a 250 kilómetros. Y el papel de Sevilla, como capital, es contradictorio. En el resto de la comunidad le copian costumbres castizas de la Semana Santa y la Feria, pero después critican el centralismo sevillano. Y cuando el centralismo judicial es granadino, aquí se pide la descentralización y allí más competencias.

Esto funciona así. Por eso, Andalucía es una comunidad que no funciona.

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