Cambio de sentido

Caza de brujas

Son ellos quienes cazan brujas en Sanfermines, y a la que es dueña de su cuerpo, y a la que no se calla

Les escribo suspendida en el aire, en algún punto movedizo entre el cielo y el Atlántico. Vuelo Madrid-Bogotá. Los pasajeros dormitan. Todo es noche. En el periódico, voy leyendo los datos de la sentencia del juicio a José Ángel Prenda, Alfonso Cabezuelo, Jesús Escudero, Antonio M. Guerrero y Ángel Boza: la Manada. Me detengo en las palabras del magistrado Ricardo Javier González que niegan la credibilidad de la muchacha. ¿Qué entenderá su señoría por "un ambiente de jolgorio y regocijo"? Decido pasarme a un tabloide colombiano. En el suplemento "de mujer", un especial para el Día de la Madre: "Consiente a mamá en su día", seguido de fotos de madres e hijas principescas, inverosímiles. Cierro el periódico y los ojos. Pienso: "Viajo sola. Llegará un día en que algo tan sencillo no sea para mí notablemente más peligroso que para un hombre". Abro los ojos. Comienza la maniobra de aterrizaje.

Dijeron: sois ciudadanas con los mismos derechos y libertades que los hombres. Ya. Pero a las deshoras, de vuelta a casa, somos nosotras las que apretamos el paso. Pero en el trabajo, ¿cuántas cobran menos que sus compañeros? ¿A quién se cuestiona más su autoridad y métodos para prosperar? ¿Quién, si pasa el techo de cristal, acaso no sospecha que desde abajo le están mirando las bragas? En casa, ¿quién se encarga -así la lleven entre hombre y mujer- de la organización de zafarrancho y comanda? ¿Quién se come las sobras? ¿Quién es más pobre? ¿Quién siente que ha fracasado vitalmente si no tiene pareja? ¿Quién ha callado históricamente, y de rechistar ha pasado por Jantipa? ¿Quién se ha tragado y repetido el cuento de que las mujeres somos enemigas? -divide y vencerás-. ¿Quién puede ser sexualmente liberada y pretender ser creída por el señor juez? ¿Hasta cuándo tendremos que llamar "valientes", "supervivientes", "admirables" a mujeres que sencillamente quieren vivir en paz? Como tantas, yo tampoco quiero ser una heroína.

"Caza de brujas", llaman algunos -qué dramáticos- al hecho de que las gentes de bien no nos callemos ante esos -que son la vergüenza de los hombres alegres, dignos y sabios- que amedrentan, acosan, desprecian, mamonean, se ufanan, violan, violentan, matan, ningunean y usan a las mujeres. "Caza de brujas"… lo que hay que oír. Son ellos quienes llevan siglos cazando a la bruja que va a los Sanfermines, que es dueña de su cuerpo y de su almita, que no se calla, que no complace, que viaja sola. Cazadores cazados: esta sociedad ya no os tolera más.

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