La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Cegando el camino a la ética

En los planes de estudio se invoca a la ética a la vez que se ciega el único camino capaz de crear una conciencia ética

La gravedad de la progresiva erradicación de las humanidades de los planes de estudio tiene consecuencias más graves de las que imaginamos. La cultura y la ciencia tienen en común la lucha contra el mal producido por el ser humano y por la naturaleza. "La literatura es una defensa contra las ofensas de la vida", escribió Cesare Pavese. La ciencia altera el curso natural de las cosas para defendernos de otras ofensas, ya sea la dependencia de la agresiva naturaleza o las enfermedades. Pero también, por desgracia, la ciencia y la cultura pueden ser destructivas sin frenos éticos.

Es positivo que la ciencia altere el curso de la naturaleza para curar las enfermedades y erradicar las epidemias (piénsese en el logro de las vacunas para frenar la pandemia que ha provocado más de cinco millones y medio de muertes) o para liberar de la tiranía climática (Israel convirtiendo el desierto en un vergel gracias a tecnologías y métodos agrícolas revolucionarios). Pero no hasta el punto de provocar una catástrofe climática, como ha sucedido desde los inicios de la revolución industrial hasta hoy. O sirviendo a la carrera armamentística.

También la cultura, desligada de todo principio ético o fundando su propia ética asesina (lo que Occidente ha hecho y hace rompiendo con su origen grecorromano y judeocristiano), ha generado y genera horrores comparables, en lo humano, a la catástrofe climática. El comunismo soviético y maoísta, el fascismo y el nazismo, los cuatro credos políticos que más muertes han provocado en el siglo XX, fueron ideas y palabras -cultura- antes de conquistar el poder.

El único camino para evitarlo es el diálogo entre el pensamiento filosófico y el religioso para construir una ética universal basada en las mejores aportaciones de ambos. Es el camino emprendido desde la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 (a la que siguió el baño de sangre del Terror: hay lección en ello) hasta la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, el proyecto de una ética mundial de Hans Kung o la declaración Hacia una ética mundial del II Parlamento de las Religiones del Mundo. Karl Jaspers marcó un rumbo importante en su original historia de la filosofía en la que sumó a Sócrates, Platón, Spinoza o Kant y a Buda, Confucio, Jesús, Lao-tse o San Agustín. Por desgracia en los actuales planes de estudio se está cegando este doble y único camino hacia una ética mundial.

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