Nos revuelven noticias conocidas y no nos deja de sorprender tanta miseria por parte de personas en las que pusimos, alguien puso, la confianza de ejercer en nuestro nombre la decisión sobre los asuntos públicos. Ver como uno tras otro van hacia los juzgados y las cárceles produce sentimientos complejos, nos produce desazón ante tanto cinismo y desfalco, económico y moral, a costa de todos, será la edad y la experiencia.

No hay duda, hay que censurar que ese partido use el gobierno conquistado en las urnas para bloquear al poder judicial y evitar el merecido juicio y condena. Un hecho es inconvertible: el partido del gobierno se han financiado de forma irregular, y esa financiación se hizo a cambio de prestaciones y contratos que pagábamos todos y todas. Los que no tienen escrúpulos para eso tampoco lo tienen para enriquecerse personalmente.

Pero la necesidad de supervivencia de la democracia no puede ser una mera proclama. Algunos, será un problema generacional, no podemos obviar que el fraude político no solo es personal sino también institucional, ataca un diseño de Estado, mejorable, pero que tanto sacrificio supuso construir en un país que supervivía a golpe de asonada y corruptelas. Quiero censurar radicalmente, limpiar de raíz la basura no reciclable, buscar la forma más útil, con todos y todas, sin sectarismos, y no para rentabilizar, aunque sea legítimo, lo insostenible.

Nos acercamos a la feria y como cada año disfrutaremos y aguantaremos las motos y sus carreras. Este año, afortunadamente, además del ruido nos acompañan otros debates. Como no alegrarse que mi ciudad hable de libertad, de empleo precario, del cuerpo como contraprestación laboral, de igualdad. Hay vida más allá, y quizás debemos pensar en convertirnos todos en paragüeros, proteger lo que es nuestro, y que la lluvia limpie y censure.

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