En Al-Ándalus convivían tres culturas: la musulmana, la judía y la cristiana. Fue la monarquía hispánica la que provocó una enorme invasión, eso sí fue una invasión, un genocidio y una ocultación" dice una diputada de la ultraizquierdista Unidas Podemos respondiendo una diputada de la ultraderechista Vox (¿por qué se suele calificar así sólo a Vox eludiendo hacerlo con ambas?) que había afirmado que su partido no toleraría "la islamización de España que ustedes están alentando con el multiculturalismo, con su falso buenismo".

Lo de la diputada de Vox es un disparate. Tiene un miligramo de verdad, porque es lo propio del populismo, ya sea de izquierdas o de derechas, utilizar una cuestión real para montar un discurso falso: la inmigración plantea el reto de la integración de quienes proceden de culturas con valores opuestos a los europeos. Pero esto nada tiene que ver con el disparate de la islamización de España y el ataque a la multiculturalidad. Esta designa la convivencia pacífica de varias culturas en un mismo espacio. Hecha posible, añado, por el acatamiento de unas normas y leyes que tienen que ver con una cultura concreta, en este caso la evolucionada a partir de la raíz judeocristiana y grecorromana, y de los avances humanistas e ilustrados, que aportaron al mundo la Declaración de Derechos de Virginia (1776) y la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (1789), logros europeos universalizados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).

Lo de la diputada de Unidas Podemos es simple incultura dada a creer en mitos. Da pereza tener que recordarle que en el largo período de dominación islámica hubo momentos de tolerancia y de intolerancia en los que judíos y cristianos fueron ciudadanos de segunda o perseguidos (según la prestigiosa historiadora Viguera Molins tras la invasión almohade "apenas quedó una minoría de no musulmanes"), que el esplendor de Al-Ándalus fue fruto de su fusión con la cultura europea y que fue este carácter integrador tan bellamente expresado por Ibn Arabí -"Es claustro para los frailes cristianos, para los ídolos, templo, y kaaba de peregrinos; es las tablas de la Torá y es el libro del Corán. Yo sigo la religión del Amor y adonde quiera que dirija sus pasos ahí está mi religión y mi fe"- lo que provocó las reacciones fundamentalistas almorávides y almohades. Cerote a las dos diputadas.