la NIcolumna

Nicolás Montoya /

Cerrado en agosto

AÚN nos estamos alejando a regañadientes los alquilados de julio, cuando estamos buscando piso los de agosto. O en realidad llegan los de agosto y se van los anteriores, o quizás sea que recibimos con ojos expectantes a los veraneantes por más que nos duelan los que se van. En este trajín estamos a modo de mudanza obligatoria que nos hace ser nómadas forzosos los veranos, trashumantes para soltar lastre, aunque en el camino de los calores es cuando más se hacen presentes las carencias de cada cual. Unos, en busca de lo único que le falta a Jerez, una playa, con arena y chiringuito. Así seguro que los que pueden costearse el verano lejos de la calle Larga y además son miembros electos de las corporaciones se pensarían muy mucho lo de acabar con las noches de Bohemia y pueden que alquilaran casa en Las Pachecas alguna quincena de agosto. Puede también que Chipiona eche en falta el tranvía urbano con lo bien que le vendría ahora en las noches de agobio por la calle Sierpes. Quizás a Valdelagrana le haría falta un Ikea con ropa sueca con descuentos para políticos tránsfugas; y para colmo, lo de Sanlúcar con un teatro en la línea del Villamarta ganaría puntos como ciudad cultural. Con la globalización provincial ganaríamos todos y descansaría la mayoría, si en todos los pueblos contáramos con todo. Puede que hasta saliésemos ganando al descansar nosotros de ellos, de los impresentables. Las Redes, como barriada rural de Jerez; Rota como ciudad dormitorio de Chipiona y el común de los mortales, en piscina municipal o en playa con calzador y a empujones, como un 600 con la tira de críos con flotadores, más de tres suegras por asiento, perro, jaula y colchones hinchables incluidos. Son el mejor ejemplo de unas vacaciones de campamento de refugiados. Pero habría que saber de qué nos refugiamos. Para que digan que se pierden los valores de siempre. Hemos vuelto a aquello que nos era familiar, que quien puede, tiene y quien no, se mete a indignado. Lo malo es que hay intrusismo en materia de dignidad personal. En julio y agosto también se vive. Y también se pagan impuestos.

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