Víctor Cantero

El Cervantes

Yendo al grano

07 de diciembre 2010 - 01:00

EL Cervantes… muy merecido para Ana María Matute. A poco que a uno le pique el gusanillo de la lectura sabrá que en el caso de Matute este galardón está más que justificado, pues sus textos "rezuman un humanismo que contrasta con su visión cruel y cainita del mundo". En muchas cosas se puede no estar de acuerdo, pero lo que nadie le puede negar es que sus páginas son un reflejo vivo y palpitante de nuestra sociedad.

¿De quién tomó ejemplo para practicar su oficio con tanto acierto? Lo que cada cual escribe no nace de la nada, tiene su base en experiencias, en vivencias y sobre todo en personas que nos han influido en nuestro modo de ver la realidad. Este es caso de Carmen Laforet o Carmen Martín Gaite, de las cuales nuestra autora toma lo mejor. Como todo en esta vida, la tarea de escribir se convierte en un trasunto de lo que el propio escritor es, de las experiencias que vive y de cómo las vive. Y esta comunión con la vida es la que logra que las obras de nuestra escritora lleguen al gran público. Me estoy refiriendo a una escritora de raza, a una persona que ha logrado convertir sus textos en una prolongación de sus más personales señas de identidad. Vida y autor van de la mano en sus obras, eso sí acompañadas de una imaginación bien encauzada, lo que convierte a su prosa en una delicia para quienes gustan dejarse seducir por el encanto de lo narrado. Con ella es más fácil entrar en el mundo de lo fantástico, de lo irreal. Es más sencillo conectarnos a otra dimensión, al mundo de los sueños y de los deseos no realizados. Aquí reside el acierto de quien sin forzar lo más mínimo las situaciones, es capaz de atrapar al lector con lo que escribe. En otras palabras, se las ingenia para "robarnos" parte de nuestro tiempo, el del reloj, y hacernos vibrar con lo que ocurre en otro tiempo y en otros lugares. Y si todo esto viene respaldado por una autora preocupada por los problemas reales del ser humano, tanto mejor. Dar vida literaria a lo que se piensa y a lo que se siente es una habilidad de la que no muchos pueden hacer gala. Ella sí, y por eso este premio es muy justo. Muchas felicidades para ella, y que sigamos disfrutando por años de los frutos de su imaginación.

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