LA TORRE DEL VIGÍA

Juan Manuel / Sainz Peña

Chapa y pintura

DANDO por sentado que el sistema de carné por puntos no sirve para evitar más muertes en la carretera (soy de la opinión de que el número de víctimas a la baja entre un año y otro es cuestión siempre de suerte y nada más), y que seguirá habiendo por los siglos de los siglos, canallas al volante, me sigue sorprendiendo, inocente de mí, que además de criminales en potencia, haya, tenga el tipo la culpa o no, quien sea capaz de reclamar la reparación de su vehículo de lujo aun cuando los desperfectos llevan detrás el terrible paso de la tragedia, de la muerte en un cruce maldito en esas carreteras secundarias de Dios, que son un claro exponente de las infraestructuras tercermundistas que en nada ayudan a las estadísticas.

La noticia del conductor que mató al chaval en bicicleta hace unos meses vuelve a la palestra al conocerse que los padres del chico fueron instados mediante denuncia a pagar el coste de la reparación del coche, 20.000 euros de nada, como si la pérdida de su hijo no fuera ya suficiente palo.

Llegado el día del juicio, el sujeto ha tenido a bien retirar la denuncia, pero la cuestión es que no lo ha hecho por el peso de su conciencia, que parece haberla olvidado en alguna parte o no haberla tenido nunca. Según ha declarado, la presión a la que se ha visto sometido por parte de la prensa ha sido el motivo por el que ha depuesto su actitud. Bravo, muchacho.

Pensar que alguien que ha matado a una persona, aunque no haya sido culpa suya (algo que tendrá que verse porque se le han abierto diligencias informativas que aclaren el accidente), reclame los daños ocasionados al coche, da grima y da asco. Lo mejor es que, por culpa de esa reclamación, lo mismo se esclarecen los hechos y el tipo sólo necesita los pies para caminar, a lo peor para él por el patio de una cárcel.

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