Homo ferians

Fernando Taboada

Cilindrada reina

SI no llega a ser por la cantidad de farolillos que colgaban del techo y por la foto de tamaño gigantesco que habían puesto de la Paquera dándose golpes en el pecho, yo de verdad que la primera caseta que pisé ayer, tal como entré por la puerta del Real, la hubiera confundido con el box de Valentino Rossi. Es lo que tiene hacer coincidir el principio de la Feria con las carreras de motos. Aquello estaba de bote en bote. Eso sí, ni un traje de flamenca. Todo el mundo con su mono de cuero y sus cascos (el de la moto en una mano y el de cruzcampo en la otra.)

Los únicos que bebían fino eran unos italianos bastante cachondos que acababan de llegar de Brindisi. Para demostrar que la gente, con tal de ligar, es capaz de todo, les faltó tiempo para subirse al tablao y para dejarse guiar por unas nativas, catalogables en la categoría "cañón", que les dieron un curso acelerado de baile por sevillanas. Aunque ellos las bailaban con la misma soltura con la que bailaría la tarantella uno de la calle Bizcocheros, lo de agarrarlas por la cintura al final de cada paso sí que se lo aprendieron rápido los italianos. Pero es normal. Si una moto de 500 ya corre como un demonio, ¿no iban a correr ellos, si sólo dos medias botellas ya tienen 750 centímetros cúbicos de fino, y encima los tíos llevaban ya en lo alto seis o siete?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios