HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

Coeducación

HACE ya bastantes años que en Estados Unidos primero y en Francia luego, atendiendo informes de sociólogos, psicólogos y otros estudiosos del comportamiento humano, se dieron facilidades, incluso se recomendó, la enseñanza separada por sexos en la edad conflictiva de la adolescencia. Por un lado, los niños de ambos sexos se soportan mal cuando son verdaderamente niños y, por otro, el despertar sexual obnubila la mente dedicada al estudio y crea episodios de celos, rivalidades, enfrentamientos y violencia por esa causa. No se incluyeron a los párvulos, que pueden convivir bien, ni a los universitarios, a los que se les supone suficiente madurez y criterio como para que la convivencia entre sexos no cree conflictos insalvables ni trastornos de la conducta. En este asunto no bastan las buenas intenciones pedagógicas y políticas para persuadir a los muchachos de que hagan oídos sordos a los mandatos de la Naturaleza.

La idea errónea de que todo lo nuevo es moderno y progresista (de izquierda para mentes simples) y todo el pasado digno de rechazo por antiguo, tardará mucho tiempo en desecharse. En España, claro está; en los países más avanzados se rectifican los errores cuando se descubren. El Tribunal Supremo y la Unesco dicen que no es enseñanza discriminatoria, puesto que el acceso y las materias son los mismos, pero la política que quiere parecer de izquierdas se resiste. Como hemos comentado en otras ocasiones, los argumentos sobre un error, por bien estructurados que estén, no pueden concluir más que en otros errores. No vale decir, como la ley de enseñanza vigente, que el fin es "fomentar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres" porque esa igualdad, alcanzable en derechos y ante la ley, es imposible que sea efectiva. La naturaleza humana es más tenaz y tiene más empuje que el agua cuando se le corta el paso.

A favor de la coeducación están quienes dicen creer en la igualdad absoluta de los sexos, una creencia comprensible entre gente desinformada y sin ideas propias, no entre los encargados de hacer las leyes. Los partidarios de la educación separada a ciertas edades afirman que las beneficiadas son las alumnas. Según el presidente de la Sociedad de Pedagogía, José Luis Gaviria: "Ellos no empeoran si están juntos, pero ellas mejoran en los aspectos cognitivos si están separadas." Además, la educación importante es la de las familias y la sociedad, no la de una tercera parte del día en las escuelas. Parecer de izquierdas se ha convertido en un lastre que nos estanca, igual que en época reciente lo era parecer católico y virtuoso, dos maneras de ser hipócritas y un desdén sin disimulo, y sin preguntarse el porqué, hacia las formas de educar en las grandes culturas. Las sociedades adoptan determinadas costumbres obligadas por la necesidad, pero no cambia por eso la naturaleza humana.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios