Cuchillo sin filo

Francisco Correal

Colliure 59: un superviviente

ES el único superviviente de los ocho que aparecen en la fotografía. Se la hicieron el 22 de febrero de 1959 en Colliure, en el vigésimo aniversario de la muerte de Antonio Machado, cuyo legado literario revolotea sobre el ambicioso proyecto de digitalizar el patrimonio de los Alba en el palacio de Dueñas donde nació el poeta. En la enumeración convencional, de izquierda a derecha, de arriba abajo, el único que vive de los ocho es el que ocupa el lugar postrero de la retahíla de poetas. Sentados en un banco o similar aparecen Blas de Otero, José Agustín Goytisolo, Ángel González y José Ángel Valente. Sentados en el suelo como estudiantes en Nanterre, Jaime Gil de Biedma, Alfonso Costafreda, Carlos Barral y José Manuel Caballero Bonald, que viendo la foto suscribirá la lógica aplastante del aserto evangélico: los últimos serán los primeros.

En mis encuentros con Caballero Bonald en Montijo, paraíso terrenal entre Sanlúcar y Chipiona, me ha hablado alguna vez del sentido de autodestrucción de esta generación poblada de amigos suyos, y de su teoría de que él superó el acecho de la guadaña, sierpe de tiempo, gracias a su afición a la manzanilla. Fueron tras la estela del poeta que murió en el exilio, el hijo de Demófilo, de cuna gallega y muerte trianera. 25 años después, en junio de 1984, otro grupo de españoles se hicieron una foto histórica en Francia: los subcampeones de la Eurocopa que sucumbieron ante los anfitriones liderados por Michel Platini. Para que los poetas llegaran a los once reglamentarios del balompié, se podrían haber añadido sus coetáneos Alfonso Grosso, Juan García Hortelano y Juan Benet, también apeados del curso de los días por la mano de nieve, nombre que a la muerte le daba Bergamín.

Con el afán de conmemorarlo todo, el martes se presenta en Sevilla el monográfico Colliure, 1959 que ha coordinado Araceli Iravedra y corresponde a los número 745 y 746 de la revista Ínsula. Cincuenta años de la foto que se hicieron para recordar los veinte años de ausencia del profesor de Francés que hizo a la inversa y a su pesar el recorrido de la Carmen de Merimée. Machada machadiana de un viaje que se convirtió en romería cultural. La presentación de esta edición de Ínsula correrá a cargo de Alfonso Guerra. Todavía está el nombre del poeta sobre la tienda de modas en que se convirtió la librería que el político sevillano montó con su innombrable socio -no lo menciona en sus Memorias- José María Rodríguez Buzón. En noviembre de 1975, fin de trayecto de la dictadura franquista, Alfonso Guerra estaba en Colliure para participar en los actos conmemorativos del centenario del nacimiento del poeta en Dueñas.

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