Juan Manuel Gutiérrez / Psicologiadiez@terra.es

Conciencia y autoconcepto

Hace ya algunas semanas que hablábamos sobre la importancia de la inteligencia emocional para el adecuado desarrollo de los alumnos. Hemos hablado de las principales emociones básicas, que son aquellas que parecen tener un carácter universal, es decir, que se dan en todas las culturas y en todos los seres humanos. Se trata de la alegría, la ira, el miedo, la sorpresa, la tristeza y el asco. Hoy trataremos de exponer algunas de las posibilidades metodológicas para trabajar en educación emocional. Actualmente existen numerosos programas publicados que pretenden facilitar el entrenamiento en inteligencia emocional. Uno de los componentes que con mayor frecuencia se encuentra incluido en la mayoría de estos programas de estimulación de la inteligencia emocional es la conciencia de uno mismo y el autoconcepto. Es completamente lógico que para iniciar un programa de estas características, el primer objetivo sea que los alumnos aprendan cuáles son las emociones básicas, mencionadas anteriormente y sepan reconocerlas o identificarlas en ellos mismos, enseñándoles en qué tipo de situaciones o ante qué tipo de pensamientos suelen aparecer cada una. Posteriormente podremos enseñarles el significado de algunas emociones más complejas, como pueden ser el egoísmo, la envidia, la impaciencia, la insatisfacción o el orgullo. Una vez que se saben identificar los principales tipos de emociones, el trabajo debe ir dirigido a que el alumno tome conciencia de cuáles son aquellas que con más frecuencias experimenta, que sea consciente de cómo le hacen sentir determinadas emociones negativas y positivas, para que así esté lo suficientemente motivado para aprender a controlar las emociones negativas y a estimular las emociones positivas. Es fundamental en este proceso que el alumno sea consciente de las habilidades o destrezas que posee para hacer frente a las emociones, una de ellas es el metalenguaje, consistente en tomar conciencia del lenguaje que utiliza para interpretar las emociones negativas o para hablarse a sí mismo. De esta forma se pretende que pueda seleccionar el vocabulario más útil para no sentir esas emociones negativas o en su caso aprender un vocabulario emocional apropiado.

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