Condados catalanes

En la Historia, Cataluña fue unos condados más o menos autónomos o una parte del reino de Aragón

Los independentistas dan por sentado que una Cataluña independiente sería una república. ¿No hay soberanistas monárquicos? ¿Por qué tiene más importancia la independencia, de la que no paran de hablar, que la forma del Estado resultante, que ni se mienta? ¿No es indicio de que buscan romper con España más que construir nada?

Habría que escribir un ensayo sobre lo implícito en la política actual. Cosas de enorme interés se incluyen de serie en los compactos paquetes ideológicos. Son ingentes los asuntos de los que ni se piensa ni se discute.

La hipotética república catalana extraña mucho y, a la vez, se entiende. Extraña porque los independentistas alegan derechos históricos para ser una nación independiente. Y en la Historia, Cataluña fue unos condados más o menos autónomos o una parte del reino de Aragón. La república independiente catalana tiene menos raigambre histórica que un dron. Paralelamente, se entiende este republicanismo sobrevenido muy bien, porque si los catalanes se pusiesen a buscar al legítimo heredero de sus condados y de la corona de Aragón con el primero que se darían de frente sería con el mismísimo Felipe VI. Podrían, tal vez, cambiarle la numeración, como reconocimiento al hecho diferencial catalán, pero nada más. La legitimidad tiene eso. Están condenados, por tanto, al republicanismo para eludir el embarazoso chasco de que los derechos históricos en que basan sus pretensiones les llevan de cabeza a la cabeza del Estado español.

O todavía peor (para ellos) al silenciado venero de buena parte del nacionalismo, como ha estudiado bien Jon Juaristi: al carlismo fracasado, que empolló el huevo del nacionalismo al calor de sus frustraciones históricas.

Convertir, para tapar estas obviedades históricas, a todos los independentistas en republicanos es una victoria tácita de Esquerra Republicana de Catalunya. Como la ikurriña, que fue la bandera del partido y ahora es oficial, es un timo del Partido Nacionalista Vasco. Si yo fuese nacionalista, exigiría más de libertad. Si vamos a consultar al pueblo y a poner las urnas, estaría bien hacerlo sin limitar el derecho a decidir. ¿No cabría crear un partido independentista austrohúngaro? ¿O partidario de una Señoría de güelfos negros ferozmente celosos de sus fueros y más papistas que el Papa? Aunque mejor no dar ideas, que, por algunas de ésas, hasta yo tendría la tentación de tararear "Els Segadors".

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