Persiguiendo un sueño

Alberto Espinosa García

Confía en nosotros

NO te pongas así, que en un par de horas, volverás a ser la misma de antes. Los trajes de gitanas, con sus peinetas y andares, buscarán refugio en los altillos de la abuela; los perritos pilotos, encontrados por los megáfonos del azar, acogerán abrazos hasta que las sonrisas cumplan la mayoría de edad; y en el interior de los zapatos, carentes este año de albero, quedarán marcados para siempre el quejío de ese dolor de pies, pues este año todo el mundo se ha empeñado en bailar contigo hasta que el amanecer silenciaba un alumbrado de los de antes.

Siéntete pues orgullosa, que otro año más lo has vuelto a conseguir. Durante una semana has sido el refugio perfecto para que las penas se ahogasen, para que el pueblo aparcase sus problemas, para que todo el que te visitase encontrase el ombligo de tu grandeza.

Pero ahora toca abrir los ojos y despertar de este sueño. Así que, asómate a la puerta, ten el señorío que muchos quieren quitarte, y dile adiós a los moteros rezagados, a las jarras de rebujitos, a los coches de caballos; a los abanicos, a las sirenas de la policía, a esas amistades regadas con alcohol; al que te vendía tabaco, a la que nos agobiaba con vendernos flores mustias, a esa china que deambulaba por las casetas con los ojitos entreabiertos;…

Y olvida la melancolía, que cuando todos se hayan ido, cuando todos se hayan olvidado, cuando las promesas de luchar por ti sean arrastradas por el viento, los que nos quedamos aquí tendremos que apretar los dientes para luchar contigo y salir de la crisis, de los impagos, de la corrupción,… para sacarte del boquete en el que andamos inmersos, y del que durante siete días has respirado sobre un alambre de farolillos.

Que no se te olvide nunca que solo nosotros pintaremos de fuegos artificiales los cielos de tus fronteras.

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