Corazones de oro y mentes de espía

Rusia es la tierra de Putin, pero también la patria de Leon Tolstoi

Ahoraque merced al enloquecimiento de Putin, los rusos han vuelto a ser "los malos" de todas las películas y los culpables de nuestras desgracias como en los años de la Guerra Fría; me van a permitir que recuerde a uno de ellos, que no sólo escribió algunas de las páginas más brillantes de la literatura universal, sino que hizo de su vida un ejemplo extraordinario de humanidad. El "alma" rusa a la que se refieren sus dictadores cuando pretenden defender sus criminales actuaciones, no es la que representan en su apuesta por un nuevo zarismo; sino la de quienes abocados a una existencia imposible hacen de su vida un ejemplo de dignidad y resistencia. Rusia es la tierra de Putin, pero también la patria de Leon Tolstoi.

Aunque nacido en una familia aristocrática y pese al éxito mundial de su obra, el autor de Anna Karenina y Guerra y Paz, murió de neumonía a los 82 años en una estación de tren, separado de su familia y tras haber renunciado a sus posesiones... Cuando le atendían, preguntó por qué se preocupaban por un hombre solo, habiendo en la tierra millones de personas que sufrían. Así era aquel genio, que al llegar a los cincuenta años y en plena cima de su popularidad entró en una crisis vital que le hizo plantearse su propio papel como escritor y persona. Primero comenzó a estudiar las diferentes respuestas que la filosofía y la religión daban a la pregunta de cuál es el sentido de la vida. Ninguna le convenció hasta que descubrió la visión simple, sincera, sin decorados artificiales, de los campesinos rusos. La existencia de las clases altas, la de los más ricos y sabios, dejó de tener sentido para él. De ahí que abandonara su casa, su familia y también la literatura, para en sus últimos años pasar a vivir entre los más pobres de la sociedad rusa. Mientras se carteaba con el zar Nicolás y Gandhi (a quien influyó mucho) y pese al clamor mundial que reclamaba para él el Nobel, que sin embargo nunca obtuvo, Tolstoi se hizo vegetariano y pacifista. Desvinculado de su fama, fortuna y ambiciones, fue más feliz como campesino que durante el tiempo en que fue el mejor escritor del mundo. Seguro que Putin no le tiene entre sus escritores preferidos, pero claro está, para escribir que "todas las familias felices se parecen, sin embargo, cada familia desgraciada tiene un motivo diferente para sentirse así", es necesario tener un corazón capaz de comprender el dolor de nuestros semejantes y no la cínica mentalidad de los espías.

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