A rienda suelta

Noemí González Ngonzalez@diariodejerez.com

Creando un monstruo

SÍ. Caí. El fin de semana pasado tuve el poder entre mis manos e irremediablemente me di cuenta de que se estaba despertando a la bestia. No, no piensen mal. Por fin he sucumbido a los encantos de la Wii, esa consola que cuesta conseguir en determinadas fechas del año y de la que todo el mundo habla. El 'pecado' me lo puso en las manos un amigo de toda la vida y por un momento me sentí como Adán cuando Eva le ofrecía la manzana en el paraíso, pero esta vez era un mando el fruto prohibido. "Ahora, ¿tú?", me preguntó. No pude resistirme a la tentación y al tiempo que le pegaba al contrincante en el ring de boxeo o hacía plenos en los bolos me daba cuenta de que estaba creando un monstruo. En pocos minutos comprendí por qué todo el mundo habla de las bondades de este invento tecnológico y por qué algunos no conciben su existencia sin pasar de vez en cuando un rato sintiéndose como pequeños dioses teniendo el mando del poder.

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