LAS EMPINADAS CUESTAS

Amparo Rubiales

Crisis de confianza

ESTA grave crisis económica, de la que no está siendo fácil salir, tiene responsables conocidos, y la padecen demasiadas personas, y, para colmo, ha invadido a toda la ciudadanía de pesimismo, y estamos paralizados, esperando que acabe. Es una crisis no sólo económica, sino también de confianza, algunos dicen que de valores, aunque el acuerdo sobre éstos es difícil de lograr, porque no todos pensamos lo mismo.

Nunca he creído que cualquier tiempo pasado fuera mejor, ni siquiera ahora que tengo muchos más años. Soy una privilegiada: tengo trabajo, independencia económica y autonomía personal; no padezco la tragedia del paro, ninguna enfermedad ni grandes dificultades, y así hay muchas personas, interesadas en hacer cosas para que entre todos recuperemos la confianza perdida.

En estos últimos años he hecho de la lucha por la igualdad el eje de mi vida pública; ha sido una decisión consciente; tuve la oportunidad de escapar a la regla que se nos imponía a las mujeres, y quise que las demás pudieran conseguir lo mismo; por eso soy fervorosa de todo lo logrado y sigo insistiendo en que hay que poner fin a las discriminaciones que aún nos afectan; las políticas de igualdad no son sólo justas sino también rentables económicamente.

En estos momentos de crisis de confianza hay iniciativas ciudadanas encomiables encaminadas a hacer que la recuperemos, para poner en marcha proyectos que impulsen en la sociedad valores cívicos que actúen de palanca para su recuperación, sin olvidar la dimensión de género. Por aquí hay que caminar, para que la ciudadanía reaccione y, sin que la política deje de tener el lugar central que le corresponde, no sea nuestro único referente.

Me he dedicado muchos años a la política activa, y aunque esté fuera de ella y sin intención de volver, creo firmemente en su importancia, -mis más valiosos amigos son políticos-, pero también sé que se hace política de muchas maneras, y que no debe ser obstáculo para que la sociedad civil se movilice. Ser ciudadanos y ciudadanas es mucho más, supone tener derechos y también deberes; exigir a los poderes públicos, sí, pero a nosotros mismos también. No debemos resignarnos, ni sólo pedir que nos resuelvan los problemas, tenemos también que ser protagonistas de nuestro destino. La gente de este país, activa o parada, se merece el esfuerzo común de la sociedad civil y de los poderes públicos para resolver los problemas y también para generar confianza en el trabajo bien hecho. La vida personal y colectiva tiene ciclos, momentos buenos y malos, y de éstos se sale con ilusión, voluntad y mucho esfuerzo.

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