Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Cristiano-Griezmann, un duelo inesperado

POCOS habríamos apostado por una final entre galos y lusos cuando la Eurocopa aún no había echado a andar. Es más, aún en menor medida lo habríamos hecho tras su comienzo, pero fútbol es fútbol. Si acaso, Francia en su papel de anfitrión habría logrado algún voto, pero ni siquiera que ahí juega Cristiano le daba chance a Portugal. Y, por supuesto, se habría calificado de orate al que se la hubiera dado tras salir de tercero de grupo.

Llegan a la final dos equipos que han hecho del contragolpe su filosofía de fútbol. Los demarrages de Pogba, la clarividencia de Payet y la efectividad de un grandísimo Antoine Griezmann han catapultado a Francia para que protagonice la gran traca final de esta noche en Saint Denis. Portugal, tras meterse de rebote en la parte fácil del cuadro y después de una lamentable fase de grupos, se reencontró al fin con Cristiano. Fue ante Gales y ahí brilló la estrella del madridista.

No es la final esperada, pero es la que hay y punto. Aquí nadie regala nada y, como Dios escribe a veces derecho con renglones torcidos, los devaneos portugueses de los inicios fueron la llave para llegar hoy a Saint Denis. Aquellos devaneos consistieron en no ganarle a nadie, lo que le regalaba el premio de ir por la parte llana del cuadro. Una mínima predisposición en un grupo muy facilito le hubiese llevado a colisionar con Francia días atrás, pero las cosas son como son.

¿Favorito? Creo que Francia parte con varios cuerpos de ventaja en este último tramo de la carrera. Ha demostrado la tropa de Didier Deschamps una solidez indiscutible y una rara habilidad para aprovechar los errores del prójimo. Cómo lo hizo en la semifinal con Alemania resume la conducta de la bleue en el torneo. Además, su condición de anfitrión le otorga un plus de solidez en este pulso entre dos estrellas, la emergente de Griezmann y la consabida de Cristiano.

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