A rienda suelta

Pilar Nieto / Pnieto@diariodejerez.com

Decoración navideña

POR mucho que se diga que no hay que permitir a los niños convertirse en pequeños dictadores de sus familias, hay que reconocer que hay ocasiones en las que es preferible dejarse llevar y, como dice el refrán, si no puedes con tu enemigo, únete a él, sobre todo cuando se trata de asuntos que destinan tanta ternura como la Navidad porque, ¿de quién es la Navidad si no de los niños especialmente? Así las cosas, hemos tenido que transigir con que nuestro árbol de Navidad esté custodiado por un enorme tigre de peluche, y de que en el nacimiento, de incógnito entre los pastores, como si de un 'caganet' cualquiera se tratara, haya algún que otro muñeco salido del mundo manga. De nada sirven los razonamientos sobre la tradición. Para nosotros esto ya es lo de menos. Lo peor fue cuando la 'pequeña' llegó de un viaje escolar a Córdoba con una muñequita vestida de gitana metida en una bola de cristal que cuando se le da la vuelta nieva. Esa muñeca está ahora sobre el televisor y no hay quien la quite. A ver.

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