HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

Deliremos también

ESCRIBÍ ayer que el Partido de la Liberación libanés reclama Al-Ándalus como territorio arrebatado al Islam desde la legendaria batalla de Covadonga hasta el "genocidio" granadí. Puestos a delirar y a curarnos de la nostalgia del pasado idealizándolo, también nosotros podemos vivir una leyenda. Hace falta un partido político dispuesto a unir a los cristianos sin fisuras doctrinales, con un solo vicario de Cristo y una sola Santa Sede, que, por sentimientos espirituales y eficacia política debería trasladarse a Jerusalén, lugar de la muerte del Salvador y del nacimiento del cristianismo. Los que cuentan con más posibilidades de ser el freno de un califa universal son el papa de Roma y el patriarca de Constantinopla, ambos intitulados católicos y ecuménicos. Compondríamos un himno con el famoso soneto de Hernando de Acuña: "Ya se acerca, Señor, o es ya llegada/ la edad gloriosa en que promete el cielo/ una grey y un Pastor solo en el suelo,/ por suerte a vuestros tiempos reservada."

Hecho esto, que es lo sencillo, seguiremos en todo el ejemplo libanés. El cristianismo tiene seis siglos más que el mahometanismo y vastísimos territorios que fueron cristianos están ocupados a la fuerza por infieles. En la batalla de las ideas no nos han ganado nunca. La cultura clásica cristianizada hizo Europa y Europa ha hecho al mundo. No es la europea una civilización, es la Civilización. El sistema de pensamiento, las corrientes filosóficas, literarias y artísticas, las revoluciones y sus secuelas anarquistas, fascistas, socialistas y comunistas, las libertades individuales y el humanismo, las ciencias y la técnica, la exégesis de las Escrituras y, en fin, las formas de entender la vida y las relaciones humanas, cuando existen en cualquier rincón del planeta, han ido de Europa. Lo que hay de europeo en el Islam lo adoptó en sus conquistas y pervive sólo en una parte de las clases dirigentes y en las cultas.

Después viene lo más difícil: el avance de los ejércitos que propugna el Partido de de la Liberación. Mandado por estrategas de talento, y sin amagar primero, no duraría mucho. La intendencia la solucionaron Jerjes, Alejandro Magno, Atila, Tamerlán y Napoleón, no vamos a ser nosotros más torpes con mejores medios. ¿Y el petróleo para mover las tropas, la retaguardia auxiliar y la vida de la población civil? Ese es el problema principal y no la Procesión del Espíritu Santo. En la cristiandad habría una economía de guerra y los gastos de combustible se reducirían a lo imprescindible, y las invasiones y conquistas empezarían por las zonas productoras. Sería un paseo. Si se les han prestado oídos a la Alianza de Civilizaciones, ¿por qué no a esta idea, que no es mía sino libanesa? Pero todo esto hay que hacerlo pronto, antes de que el Partido de Liberación de Líbano invada Al-Ándalus.

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