Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

lA COLUMNA

José Rodríguez Carrión

¡Demasiado tarde!

¡Joé, no somos nadie! Mi amigo no estaba ayer para bromas. Si ya el hecho de que el genoma humano fuese distinto al del orangután y a las moscas sólo un pequeño porcentaje, el leer ayer que la pulga de agua tiene diez mil genes más que nosotros le había dejado estupefacto. Claro que eso le servía para explicar que hay gente con menos cerebro que una pulga, como los terroristas o los descerebrados que solo ven a las mujeres como siervas y cuando ellos entienden que no lo son, las maltratan o algo peor, qué vaya mes de enero que hemos tenido de violencia de género.

Más genes y, sobre todo más genio, nos ha echado la presidenta alemana, que ha obligado a todo el que se ha prestado (Gobierno, sindicatos, empresarios…) a firmar nuevos acuerdos con los que no está de acuerdo casi ningún trabajador o trabajadora, amén de tomar otra serie de iniciativas. Ahora quiere que los salarios no se vinculen al IPC sino a la eficiencia y la productividad. ¡Eso, y a ver de qué comen entonces muchos cargos públicos! De todas maneras en muchísimos sitios, para determinados cargos, ya está ligado a la productividad y hay quienes cobran más de eso que los demás de sueldo. Eso sí, ¿alguien sabe por qué las productividades gordas nunca llegan a los niveles más bajos que son quienes en realidad hacen el trabajo por el que las cobran los de arriba? A ver si la Merkel habla de eso con el ZP y éste le aclara el misterio, porque está visto que a ella sí le da explicaciones de todo tipo.

Lo que no tiene explicación es la situación que se ve de Jerez. La empresa del alumbrado que se va, la de los semáforos pensándolo, los autobuses de aquella manera, las instalaciones municipales con cortes de luz y los empleados sin cobrar, y por si esto fuera poco, casi 31.000 parados en la ciudad. ¿De verdad que esto tiene arreglo solo por nuestros medios? Si alguien tiene la receta para recuperar al enfermo no puede esperar más tiempo para ponerla encima de la mesa y que se aplique el tratamiento, no sea que cuando les convenga sea… ¡demasiado tarde!

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