Derecho a la Navidad

La celebración cristiana de la Navidad es un derecho que nos asiste como parte del superior de libertad religiosa

Hoy, día de la Inmaculada Concepción, fiesta hermosa y grande en el orbe católico y especialmente en España, es cuando para muchas familias empieza la preparación de la Navidad aunque ya llevemos mucho andado del Adviento. Día de montaje de árboles y belenes, de rescate por altillos y trasteros de mágicas cornucopias de abalorios y oropeles. Sus ingenuos brillos, que a nadie, ni siquiera a los más niños, aspiran a engañar, nos traen recuerdos que sí son oro puro, presencias queridas que en estas semanas están aún más cerca.

La Navidad, por supuesto, es eso, como también el loable esfuerzo de todos por mostrarnos generosos y surtir las mesas familiares con lo mejor que cada uno pueda permitirse buenamente, felizmente ajenos a ese pauperismo y falsísima sobriedad de algunos que nos quieren austeros precisamente ahora, cuando ni más ni menos que el mismo Dios viene. ¡Guárdelo para mejor ocasión!, le dijo un rey de España al bodeguero que torpemente le confesaba que aún tenía en la sacristía un vino más cumplido que el que le ofrecía. Los hombres somos de la pasta y carne de que estamos hechos, y por los ojos de la cara y del estómago nos entran las cosas que el corazón traduce en alegría de la buena. Y también es Navidad -¿cómo no?- acordarnos de los que pueden menos y tenerlos presentes en sus necesidades, ahora más que nunca.

Y Navidad es también el gesto acogedor y la sonrisa más prontos que de ordinario, y felicitar llana y sinceramente con las palabras que la ocasión y la costumbre cristiana consagraron, sin concesiones al laicismo que quiere robarnos al Niño ya antes de que nazca. Cómo estarán las cosas en este Occidente desdichado que la misma primera ministra británica, Theresa May, ha creído oportuno declarar, con motivo del Adviento, que los cristianos no deben tener miedo a mostrar su fe en el trabajo y en lugares públicos, y al mismo tiempo alababa un informe elaborado por prestigiosas entidades inglesas que, ante la presión de la corrección política, que está expulsando a la Navidad de los colegios y las empresas, concluye que "el cristianismo debe ser celebrado, no denigrado". La celebración cristiana de la Navidad es un derecho que nos asiste a los creyentes como parte del superior de libertad religiosa, el primero y principal de los derechos, sólo después del de la vida. Navidad en paz, Navidad dichosa, santa Navidad.

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