hoja de ruta

Ignacio Martínez

Día de Europa

EL 9 de mayo de 1950, un día después del quinto aniversario del final de la II Guerra Mundial, el entonces ministro francés de Exteriores Robert Schuman propuso la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero. Ese discurso fundacional de la Unión Europea comenzaba así: "La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan". La UE nació en nombre de la paz mundial. Era obligado: entre 1939 y 1945 murieron en suelo europeo 36,5 millones de personas, más de la mitad civiles. La futura unión era el mecanismo para evitar que las naciones del viejo continente siguieran haciendo la guerra unas contra otras, como habían hecho a lo largo de su historia.

Poner en común la producción de carbón y acero suponía unificar la producción de armamento convencional. Schuman lo explicó: "Cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo resulta impensable, sino materialmente imposible". En 62 años las cosas han cambiado mucho. En el momento de la propuesta de Schuman, Alemania era un país intervenido militarmente por las potencias ganadoras de la guerra. Para que el Gobierno francés lanzara la idea de la CECA hubo de hacer consultas previas con el Reino Unido y Estados Unidos. Aunque la República Federal Alemana se creó en 1949, no le fue reconocida la plena soberanía hasta 1955.

Hoy los intervenidos son otros. Irlandeses, portugueses, griegos. Y la potencia que impone sus condiciones es la derrotada Alemania de 1945. El fundamentalismo presupuestario ha llevado a los griegos a la ruina económica y la desesperación política. Las elecciones del domingo han hundido el sistema bipartidista heleno, y han convertido al país en ingobernable. La victoria de Hollande en Francia es un rayo de esperanza para que sea verdad la segunda parte del Pacto de estabilidad y crecimiento. Sin crecimiento, los países endeudados del sur van camino de la depresión. Lo que no significa olvidar los planes de austeridad.

Dos años antes de la alocución de Schuman, en el Congreso de La Haya se fundó el Movimiento Europeo, germen del Consejo de Europa y la UE. Entre el 7 y el 11 de mayo de 1948, 800 delegados se reunieron en la capital holandesa presididos por Winston Churchill. Allí estaban Adenauer, Macmillan, Mitterrand, Spaak, Spinelli, Madariaga...

Y pocos años después, en 1958, un joven y brillante licenciado en Derecho hizo su tesis doctoral sobre el ordenamiento jurídico de la CECA. Aquel joven profesor es el eminente catedrático Juan Antonio Carrillo Salcedo, hijo predilecto de Andalucía y gran europeísta, que hoy recibe en el Parlamento andaluz el Premio Blanco White del Consejo Andaluz del Movimiento Europeo. Hecho relevante: es la única cosa grata de la situación actual en todo este relato.

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