Tribuna

Víctor López García-Aranda

Diabetes y corazón

HACE escasos días se celebró en Sevilla el XIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes y por él desfilaron figuras de la máxima talla mundial en esta especialidad tales como los profesores Hayek de San Diego o Wiliam Cefalu de Baton Rouge entre otros. Antes del advenimiento de la insulina y de los modernos hipoglucemiantes orales, los diabéticos tenían una vida corta y penosa, pero tras esos trascendentales descubrimientos las perspectivas cambiaron de forma radical; sin embargo, la enfermedad sigue constituyendo una de las primeras causas de mortalidad en el mundo occidental. Los infartos de miocardio y los accidentes cerebrales suponen más del 70 por ciento de la mortalidad del paciente diabético.

El exceso de alimentación, la obesidad y el sedentarismo, convierten a la diabetes mellitus no sólo en un serio problema sanitario sino en una auténtica epidemia del siglo XXI. La diabetes tipo 2, la más frecuente, suele iniciarse, en general, en las edades medias de la vida, si bien es más frecuente que lo haga a edades tempranas, fenómeno íntimamente ligado al aumento exponencial de la obesidad. En Andalucía podemos estimar que entre el 6 y el 8 por ciento de la población es diabética.

Si se es diabético lo adecuado es seguir los consejos estrictos del médico de atención primaria, especialistas o educadores de salud, respecto a hábitos de vida higiénico-dietéticos y de tratamiento para evitar que complicaciones cardiovasculares, retinianas, nefrológicas, neuropáticas, etc, aparezcan o se retrasen, pero si aun no se es diabético, y esta es la razón principal de la publicación de éstas líneas, podemos invertir la historia natural de la enfermedad mejorando hábitos de vida. El exceso de peso se relaciona de forma consistente con la diabetes tipo 2. Por cada kilogramo de aumento de peso se eleva en 4,5 por ciento el riesgo de desarrollar diabetes en los próximos 10 años. A mayor actividad física menos riesgo de diabetes. Diversos estudios analizados estos pasados días, ponen de manifiesto que el ejercicio moderado reduce la progresión de diabetes entre un 30 y un 58 por ciento. Trabajos científicos publicados desde los años noventa, por último, demuestran que los fumadores tienen un riesgo entre 1,2 y 2,6 veces superior de desarrollar diabetes en comparación con los no fumadores y este riesgo es independiente de la actividad física y la obesidad.

Hace ya muchos siglos decía Hipócrates que no eran los remedios sino la naturaleza la que curaba, consistiendo la virtud de aquellos en ayudar a ésta. Ayúdennos, por favor, a ayudarles para que nunca tengan que convivir con una enfermedad tan sacrificada y posesiva como la diabetes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios