NO hace falta más. Dieciséis años, cuatro legislaturas, niños de tres años que al cabo de este plazo tengan 19 y sean adultos con derecho a voto. Cuatro legislaturas en las que se apueste de una forma firme por la Educación. No para adoctrinar, no para crear un sistema que surta de votos al partido correspondiente. No, ni mucho menos. Dieciséis años para formar personas, gente que sea capaz de ir por la vida con decencia y la cabeza alta, personas dispuestas a no ejercer la violencia sobre el débil, jóvenes con la formación suficiente para cambiar el mundo. Todo eso es posible en ese plazo. Lo malo es que entonces deberán enfrentarse a todos los malformados durante otros 20 ó 30 años, los desalmados que siguen pensando que un sistema educativo no es otra cosa que la fábrica donde se cocinan las papeletas del futuro. Hubo políticos que apostaron por las ikastolas. ETA se lo agradeció... con un tiro en la nuca.