Disciplina, displicencia

Se abrirán debates latentes y se desmoronarán ambigüedades muy milimétricamente calculadas

Suárez Illana, número 2 del Partido Popular por Madrid, ha hecho unas declaraciones contra el aborto que no han gustado al número 1 del Partido Popular. Casado lo ha desautorizado. En los medios se habla de inmensa metedura de pata.

Aunque a los electores estos dimes y diretes nos sirven mucho para saber a qué atenernos, como ha pasado también con las declaraciones de Iceta sobre las previstas concesiones a los golpistas. No sé si por la boca muere el pez, pero, viéndoles boquear, el votante se entera del anzuelo que iba a morder a poco que se descuidase. Vaya mi agradecimiento, pues, a Adolfo Suárez por habernos aclarado, vía rapapolvo, todavía más la posición del PP ¿contra? el aborto, por si hiciese falta.

En cambio, para los partidos que han fichado a tantísimo independiente de relumbrón, este va a ser un problema de la campaña. Es lo que tiene salirse de las disciplinadas y repeinadas filas de la estructura interna para atraer talento o rentabilizar atractivos. Vamos a asistir a un interesante debate interior dentro de cada casa. Porque a los que vienen de fuera seguro que se les escapa displicentemente lo que ninguno de dentro se atrevía a susurrar aunque lo pensase, que tampoco. Saltarán debates inesperados, sí, y, sobre todo, se abrirán debates latentes y se desmoronarán ambigüedades milimétricamente calculadas.

Para los políticos, si me permiten pecar de notorio optimismo, quizá se amplíen los márgenes de la libertad individual. Estaría muy bien que se diferenciase entre la opinión de cada persona de un partido, con sus matices y sus ideas y principios propios, y la opinión del partido en sí. Hasta ahora quedaba bastante ridículo que todos los miembros de unas siglas dijesen y argumentaran exactamente lo mismo. Este rasgo de autómatas quizá ha contribuido a alejar a los ciudadanos normales de la política. Hay un nicho de oportunidad ahora en la política española con tanto peso pesado repescado de la vida social.

Los partidos harán todo lo posible por desaprovecharlo, como es lógico, y lo normal es que consigan sofocar cualquier atisbo de independencia de criterio o de reflexión por libre. Sería una lástima, porque la oportunidad es única, con tanto fichaje estrella (fugaz). En el peor de los casos, gracias al proceso de sofoco, podremos comprobar al menos qué piensan de verdad los partidos y qué grado de independencia de criterio permiten en sus filas.

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