SON dos indicadores que por separado no tienen relación, pero que si los unimos en una misma persona tendrían la máxima repercusión: encuentras trabajo pero te contagias y tienes que darte de baja. Así llegamos a esa famosa frase: "Las estadísticas son la gran mentira", pero reflejan un comportamiento en grupo y eso es verdad verdadera. Lo inmediatamente mejorable en el análisis del comportamiento de los datos macro jerezanos de actualidad es que la incidencia del desempleo por mucho que haya mejorado seguimos manteniendo a treinta y una mil personas en la cuneta, en el desempleo en una ciudad de doscientos trece mil habitantes. Después de La Línea de la Concepción con un 41,74% de tasa de paro, Jerez se coloca en el año 2020 con un 34,97%. Respecto a la evolución de los contagios por coronavirus, en Jerez la tasa de riesgo ha aumentado desde los 98,5 hasta los 112,2 por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días según publicaba este mismo medio. Así que las amenazas permanecen y todo lo que hagamos para controlar la situación es poco.

En lo relativo al paro es peor aún porque con pandemia incluida la oscilación es mínima en el comportamiento de la evolución del desempleo en los últimos cinco años: apenas un 2% de diferencia entre el pico más bajo (con pandemia) y el más alto (anterior a la pandemia) en ese mismo período. Este es nuestro gran reto, salir de ahí, de la pandemia del virus y de esa 'otra pandemia', la del desempleo que siempre estuvo en Jerez y mucho antes que la Covid. Constan los esfuerzos de empresas y administración en la línea de la recuperación, es evidente que todos los agentes involucrados tienen el rumbo puesto en este sentido.

Falta eficacia y resultados sobre todo en la aplicación de las políticas adecuadas eficaces. Es necesario que estas ideas y mensajes sean realizables ; en todo caso mucho menos orientadas a la búsqueda del simple ruido político en clave del 'anuncio a bombo y platillo' que después queda en nada -atentos a Draghi (Italia)-.

Es patente que en Jerez se están poniendo en marcha y utilizando todos los recursos disponibles desde cada sector tanto público como privado en esa dirección y con esa prioridad. Es cierto que se están realizando inversiones productivas y no especulativas (esperemos) en la ciudad.

Tranquiliza pensar que no todos los que han llegado para invertir -en muchos casos en apartamentos turísticos- hagan lo mismo que, hasta hoy, han hecho con un emblema de la ciudad como es el Gallo Azul que se ha quedado paralizado en la esperanza de la finalización de una obra que nunca llega.

Tenía razón aquel aludido cuando escribió en una sábana colgada de un balcón del edifico en cuestión: “Roma no se hizo en un día”. Lo que ocurre es que ya han pasado muchos meses desde entonces (noviembre de 2020) y lo único que ha cambiado es que quitaron la sábana. Está bien que una idea o proyecto tenga su parte de ‘nube’ o fantasia, llamémosle marketing y comunicación del proyecto pero esta nube debe ser menor que la realidad. Porque si es al contrario como es el caso del Gallo Azul, hasta hoy, puede parecer que es una ‘nube’ y que la realidad no existe… Más o menos como pasa con el desempleo, que apenas se mueve.

Se convierte entonces en una auténtica fábula que sólo puede convencer a un necio 'iluso' (que no a un necio y un portugués). Si es verdad que ahora empezamos a vislumbrar rayos de luz al final del túnel de la pandemia del coronavirus esperemos que esa luz sea la de la recuperación y no sea la luz de un tren de mercancías que nos arrolle por habernos relajado y vaya usté condió.

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