Hablando en el desierto

FRANCISCO / BEJARANO

Discusión imposible

Sobre el aborto se puede saber lo que se quiera por ser viejo y estar en obras de antropología, sociología, historia social y, en fin, en cualesquiera disciplinas que estudian e intentan comprender la historia del hombre desde su aparición. Está igualmente en obras clásicas, origen de la cultura europea, y en tratados morales y jurídicos antiguos, principio de los nuestros. Nadie curioso por saber la historia del aborto se quedará sin conocerla. Les advierto que no es agradable, como no lo es el aborto. Las palabras son molestas cuando reflejan ideas molestas. Para superar la repugnancia se han alargado las tres sílabas de una expresión antigua para esconderla en la "jeri, aprenderá, gonza siguiente": Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, pronto transformada en el acrónimo IVE.

Las polémicas entre un contrario al aborto, aunque crea que debe haber una ley para casos excepcionales, y un partidario de la IVE, no conduce a nada porque no hablan el mismo idioma. Que el aborto sea un derecho no debería ni plantearse, pero se plantea, y que es un progreso, tampoco, pero se discute con fervor. Pero esto -no es la primera vez que me sirvo del ejemplo- es como las discusiones sobre los extraterrestres solapados que nos visitan: los argumentos científicos en contra tienen límites, pero los de los creyentes en ovnis son ilimitados. Por tanto, los que creen en alienígenas vencen a los incrédulos, por aquello de que la inteligencia es limitada y la imbecilidad, infinita.

Luego aparecen los semicultos que saben algunas cosas sin ilación: somos carbono, hierro, calcio y, en fin, polvo de estrellas, de la misma materia que el universo y no sabemos si de los sueños, así que para qué preocuparse por el inicio de una vida, si el embarazo es hoy como una enfermedad que el progreso cura. En relación con las maneras de abortar en tiempos pasados, hacerlo en un quirófano gratis es un progreso, pero es que el mal también progresa. Es un progreso en relación con el infanticidio, por un golpe, por inmersión en un barreño o ahogado con un cojín, por caída al río, por extravío en el bosque o ataque de una fiera, y otros que no cito por delicadeza, hechos pasar por accidentes y negligencias penados con levedad. Las formas de hacer el mal también son inagotables y cada una encuentra el sofista que la haga parecer un bien. Los nazis fueron maestros en sofística y el feminismo es hoy su discípulo aventajado.

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