Quisiera, si me permiten, hacerles una pregunta. ¿A ustedes les interesa de verdad a quién le den el Balón de Oro esta temporada? Vale, otra más ¿No les parece todo esto muy excesivo? Aficiones, periodistas, dirigentes del fútbol internacional, directivas enteras lanzando proclamas, gritos, artículos, insinuaciones, 'opiniones personales', comunicados exaltando los méritos de sus jugadores para ganar ese galardón individual; futuros colectivos con cara de ofendidos si no se los conceden; futbolistas también con el ceño fruncido si el agraciado es otro.

Vale que los periódicos imprimimos cada vez más páginas con temática deportiva, que las radios y las televisiones estiran, amplían, suman minutos a este sector de la información, y que algo hay que contar, discutir y rebatir para llenar líneas y espacios, pero este exceso, este juego de pasiones... tiene poco que ver con el deporte. Aunque el deporte cada vez tiene menos que ver con el deporte, si bien se piensa. Es todo un juego de personajes muy, muy ricos que alimentan la riqueza de otros y los egos de muchos más. Y sí, todos nos sumamos al espectáculo. No está mal tener de qué hablar cuando uno toma el café por la mañana o la cerveza a mediodía, y se agradece (sólo hasta cierto punto) que nos permitan un respiro mental y espiritual entre tanta basura. Hasta ahí llega la importancia de esto.

Si se me permite, de nuevo, responderé yo a la pregunta que abre estas líneas. Sinceramente, a estas alturas, me importa muy poco qué futbolista millonario se lleva el Balón de Oro. Me gustaría mucho más oír a alguno de ellos condenar la violencia en los campos de fútbol o sus aledaños o exigir suspensiones de partido cuando hay muertos por esta causa, por hablar sólo de un auténtico problema, de actualidad en estos días. Y entonces le daría mi premio.