La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Tú a ERC y Bildu, yo a Ciudadanos

Pablo Iglesias negocia con un partido golpista y otro filoetarra para abortar el pacto presupuestario con Cs

Supongamos que el socio mayoritario del Gobierno pusiera a un vicepresidente suyo a negociar con los grupos parlamentarios lo que un ministro del socio minoritario ya está negociando con ellos por tratarse de un asunto de su competencia. En paralelo. Se vería como algo ilógico e invasivo. Como si existieron dos gobiernos.

¿Aceptaría Unidas Podemos que al mismo tiempo que su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, trata de pactar con patronales y sindicatos la prórroga de los ERTE o la regulación del teletrabajo la vicepresidenta socialista Calviño intente lo mismo con idénticos interlocutores? La respuesta es no: el asunto corresponde a Díaz. La última palabra la tiene el Consejo de Ministros en su conjunto, con su presidente a la cabeza, pero el protagonismo previo ha de ser del ministro pertinente.

Esto es lo normal. Pero la política en España no es normal en muchas cosas. Pablo Iglesias rechazaría rotundamente que Calviño desautorizara a Díaz con una ronda negociadora sobre los mismos temas que a ella le competen, pero ha exigido y conseguido, y está ejerciendo con fruición, el poder de hacerle él lo propio a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, también portavoz del Gobierno, en un asunto muchos más relevante -los Presupuestos-, en el que también interviene la vicepresidenta primera, y superior jerárquica de Iglesias, Carmen Calvo.

Esta injerencia podemita consentida por Pedro Sánchez es grave por tres motivos. Uno, por la enorme importancia de lo interferido, nada menos que la negociación del principal instrumento de acción política en tiempos de pandemia inacabable y crisis económica pavorosa. Dos, porque el objetivo apenas disimulado de Pablo Iglesias en su negociación paralela es atraer a un partido golpista (ERC) y un partido filoterrorista (Bildu) para impedir que Sánchez pacte los Presupuestos con Ciudadanos. Tres, porque el precio a pagar es, en términos democráticos, inaceptable: legitimar a dos organizaciones que se merecen sufrir un cordón sanitario en favor de la estabilidad del sistema e impulsar, de forma expresa o de forma inconfesable, sus proyectos de república confederal, autodeterminación y revisión del pacto constitucional.

Sánchez parece haberle susurrado a Iglesias: tú te camelas a ERC y Bildu, yo me camelo a Ciudadanos y entre los dos sacamos adelante los Presupuestos. Difícil es, pero ¿quién puede asegurar que este hombre no acierta una vez más?

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