Educación y títulos

Tenemos la generación no más preparada de la historia, sino la de más analfabetos funcionales con título

A los políticos y a la enorme caterva de aduladores que les acompañan les encanta repetir una y otra vez que tenemos la juventud mejor preparada de la historia. Sabedores de que las mentiras cuando se repiten una y otra vez acaban pareciendo verdad, manipulan y adulteran las cifras, conscientes de que conseguirán su objetivo final: maquillar los resultados, lavar su imagen y disimular su incompetencia.

Al ser obligatoria la enseñanza secundaria, oficialmente, casi todos los adolescentes españoles obtienen el título con lo que entran a formar parte de las estadísticas favorecedoras del sistema educativo. Todo el mundo sabe que no es verdad. Entre la denominada Enseñanza Secundaria Adaptada y, a partir de ahora, con el pase adelante a pesar de los suspensos, las cifras dirán lo que quieran, pero la realidad es bien distinta. Es tan absurdo el sistema educativo actual y son tan necios sus defensores que todo queda en evidencia cuando uno le hace cuatro preguntas a un chaval cualquiera. Pocos sabrán cual es la capital de Polonia, donde se encuentran Estrasburgo o qué fueron las Guerras Púnicas. Los teóricos chupanóminas defensores del sistema, argumentarán que eso no quiere decir nada y recurrirán una y otra vez a su palabrería preferida: igualdad, sostenibilidad y educación en valores.

Tenemos la generación no más preparada de la historia, sino la de más analfabetos funcionales con título de la historia, que no es lo mismo. He conocido a muchos que no sabían leer ni escribir, pero eran personas cultas y educadas. Tampoco sabían nada de Polonia ni de las Guerras Púnicas, pero eran prudentes en el hablar, respetuosos en sus comportamientos y sensatos en sus comentarios. Un hombre de campo sabía de lo suyo y procuraba no salirse de ello. Ahora cualquier botarate, título universitario incluido, se cree en posesión de la verdad absoluta cuando habla de cualquier tema y pontifica sobre lo divino y lo humano.

Es una pena que con la gran cantidad de recursos de los que disponemos para la educación los resultados sean tan pobres. Parece ser un tema que en nuestro país no tiene solución. La Institución Libre de Enseñanza fue un canto de cisne que no encontró continuidad y para nuestros próceres la única cuestión a resolver es si la asignatura de Religión debe ser lectiva o no. Que sepan quién fue Cisneros, Felipe V o dónde está Trafalgar es lo de menos.

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