Crónica personal

Pilar / cernuda /

Ego superlativo

HAY que reconocerlo: Pablo Iglesias está consiguiendo su objetivo, no hay día en que no se hable de él. Incluso los que nos habíamos comprometido con nosotros mismos a no dedicarle un minuto de tiempo porque capitaliza a su favor todo, incluso las críticas, tenemos que rendirnos. El silencio significa dar por buenos sus análisis, sus acusaciones, sus argumentos, sus falacias. Así que mejor salir al paso que callarse ante sus diatribas o afirmaciones porque, como siga sumando adeptos, que dios nos coja confesados.

Días atrás un intelectual venezolano escribía un lúcido artículo en el que alertaba a los españoles sobre fenómenos como Podemos: en Venezuela, explicaba, nadie dio importancia a los pasos de Chávez para hacerse con el poder porque nadie podía pensar que un partido populista-radical-izquierdista-personalista pudiera llegar al gobierno. Venezuela es un país serio, se decían; con una corrupción galopante, pero serio. Chávez se convirtió en presidente, le sucedió Maduro con malas artes, y ahora sus habitantes ni tienen libertad para decir lo que piensan, ni consiguen los medicamentos que necesitan, son encarcelados si pronuncian una frase contra Maduro y no pueden comprar leche para sus bebés.

Un Pablo Iglesias al que incomprensiblemente siguen haciendo la ola multitud de programas de televisión que dan más importancia a las audiencias que a pelear por una España mejor dice ahora que aquel sms que convocó ante la sede del PP a centenares de personas el día de reflexión del 2004, salió de su círculo, de la Facultad de Políticas de la Complutense. El dirigente de Podemos tiene un ego que se lo pisa, como se dice vulgarmente, pero empieza a caer en el esperpento. Una cosa es que acudiera a esa manifestación junto a su compañero e ideólogo de partido, Monedero, y otra muy distinta que él, solo él y por encima de todo él, fuera capaz de poner en marcha una marea que se manifestó contra lo que consideraban mentiras del Gobierno del PP, que se negaba a admitir que el brutal atentado del 11-M había sido provocado por islamistas, pues temía Aznar que hubiera españoles que pensaran que ese atentado era consecuencia de su apoyo a la guerra de Iraq y al día siguiente no votaran al PP en las elecciones.

El sms tiene nombre y apellidos, y quien lo envió mostró entonces las pruebas al periodista al que confesó su "hazaña". Y quien más impulsó aquella manifestación fue el PSOE, con la contundente frase de Rubalcaba "los españoles merecen un Gobierno que no les mienta". Los seguidores de Podemos deben hacer un ejercicio: leer, aprender historia.

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