La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Emérito, méritos y deméritos

Pedro Sánchez acierta al desvincular a Felipe VI de los deméritos del Emérito, ese gran activista republicano

Ni ERC ni Junts, ni Podemos ni Bildu: el mejor activista contra la Monarquía parlamentaria de España está resultando ser quien la encarnó durante 39 años. Nadie debilita más el reinado de Felipe VI que su padre.

Esta misma semana en la que se recordó el cuadragésimo aniversario del ataque más poderoso a la democracia española (23-F) y se destacó, justamente, el papel decisivo de Juan Carlos I para hacerlo fracasar -el golpe habría triunfado si el Rey hubiera adoptado la postura contraria-, el Emérito echa nuevas paletadas de fango a su reputación y piedras a la permanencia y estabilidad de Felipe VI. Su hijo. Qué manera tan grosera de dilapidar un patrimonio ético e histórico inmenso. Su huella será siempre la del timonel de la transformación de España en una nación próspera como nunca, democrática como nunca y pacífica como casi nunca. Pero también la del amante sin límites del lujo y la gran vida, el jefe de Estado que aceptó fortunas de empresarios amigos y potencias extranjeras y defraudó a gran escala a la Hacienda Pública. Como mínimo.

La regularización fiscal que Juan Carlos I acaba de presentar por rentas no declaradas multiplica la anterior, de diciembre pasado. Supera los ocho millones de euros de pagos recibidos en especie y tienen un componente doblemente tóxico: reconoce la existencia de un fraude continuado e intenta evitar, adelantándose, que se le abra una investigación penal. Que se le trate como a un presunto delincuente.

Creo que Pedro Sánchez ha interpretado bien lo que piensa una gran mayoría de los españoles sobre el escándalo (reproche y rechazo), que es bien distinto de lo que piensan sus socios de gobierno y sus aliados, que esta misma semana han reactivado su ofensiva contra Felipe VI. Ha desvinculado al actual Rey de las tropelías de su padre y subrayado que este Jefe de Estado ha actuado firmemente para asentar esa desvinculación. Retirando la asignación presupuestaria al Emérito, renunciando a la herencia envenenada que le correspondería por derecho familiar y dotando a la Casa Real de instrumentos inequívocos de transparencia y control de los dineros públicos que le asignan los Presupuestos del Estado. Un cortafuegos radical contra los fantasmas del pasado.

El Emérito está sepultando su gran mérito en la Historia de España bajo toneladas de deméritos privados. Sánchez acierta tratando de que esta basura no recaiga sobre Felipe. Y sobre España.

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