URGENTE Pedro Sánchez se retira de la vida pública hasta el 29 de abril para pensar si seguirá de presidente del Gobierno

Se inicia un año diferente. No solo nuevo, como decimos con machaconería en las felicitaciones, sino convulso, sobre todo en la política, ya que Pedro Sánchez ha sido investido presidente de gobierno en una democracia que se estrena salpicada por la gran diversidad de partidos. Esta pluralidad, para que resulte enriquecedora, debe fundamentarse en el respeto mutuo y gestionarse con inteligencia para no caer en el deplorable espectáculo que convirtió al congreso en un circo de tercera durante la sesión de investidura. La carencia de educación de algunos diputados dejó de manifiesto que el gobierno de coalición de Sánchez, estructurado desde la mentira, la contradicción y el servilismo interesado de los partidos que le apoyaron, nos traerá más de un dolor de cabeza a los ciudadanos. La sarta de insultos y de reproches indignos emitidos por algunos parlamentarios marca el nivel en el que se moverán los asuntos a partir de ahora. La falta de compromiso para trabajar por España y para España dejando de lado los intereses personales no juega a favor de un futuro prometedor, sino que marca el inicio de un periodo de gobierno que será más un galimatías que un programa asentado en el conocimiento, la experiencia, la congruencia y la ética, palabra ésta última cada día más en desuso. La mentira de la propaganda electoral que hemos presenciado desde hace meses es evidente. Sánchez decía una cosa y al día siguiente lo contrario sin inmutarse. La mentira implica deshonestidad, ocultamiento de las verdaderas intenciones y ofrecimientos falsos. Quien enarbola la mentira para lograr sus fines no es una persona de fiar y sus acciones tienen repercusiones impredecibles. Este nuevo pacto de gobierno ya empieza a rechinar como las bicicletas viejas. Ojalá que el aceite de la sensatez lubrique el movimiento de este engranaje, de lo contrario, vamos a necesitar algo más que la luz de la estrella de Belén para iluminar no solo las decisiones, sino las conciencias.

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