El que no quiera irse de puente y desconectar de todo por unos días que tire la primera piedra. ¿Alguno? No. Y más en éste, uno de los puentes más atractivos de todo el calendario en los que se pueden hacer un sinfín de planes. Sí, aunque nos quejemos de los atascos en las carreteras o que en las grandes superficies no cabe ni un alfiler en estos primeros días de diciembre, la mayoría está dispuesto a sufrir de forma voluntaria esa particular 'tortura' si a cambio lo sacan a uno o a una de la oficina y de la rutina diaria del 'curro'. La víspera de un puente parece que conlleva mucho más estrés que otros días. Las prisas son las compañeras de las últimas horas antes de coger la puerta y decir un "me las piro" o "hasta el lunes". Ahí queda eso. El que tenga que seguir al pie del cañón, pues, ea, que siga. Afortunado aquel que puede escaparse a ver algo más de nieve que la del fondo de la nevera o disfrutar del calor de una chimenea en una casa en la Sierra. Yo ya estoy pensando en el puente del año que viene...