El estrés es una de las palabras de moda. Todo el mundo está estresado y ya el fenómeno no afecta solo a los humanos sino a los animales, a las plantas y hasta ¡a las masas de pan!

El otro día escuché a un panadero de estos que todo lo hacen con masa madre, decir que hay que tener ciudado al amasar porque "la masa se estresa". Reconozco que se me estresó el oído cuando escuché al panadero y me imagino al médico llegando al obrador y diciéndole al hacedor de panes que para la mañana siguiente en vez de utilizar levadura para los molletes le ponga media pastilla de Diazepam.

Reconozco que tanto hablar del estrés a mí me pone de los nervios, que es como los catetos digitales llamamos a este fenómeno ahora tan de moda. He oído utilizar el término creo que hasta en documentales dedicados a los hierros, que también sufren esta enfermedad ahora tan de moda.

Se habla de estrés cuando se habla de las carnes, de los pescados, de la forma de sacrificar a los animales. Se utiliza el término para la economía, que ahora no se dispara sino que se estresa.

Cierto es que la velocidad a la que vivimos, las autoexigencias que se pone uno en la vida, cada día más altas, y los problemas tan gordos que hemos vivido como lo del coronavirus, han hecho que estemos de los nervios con mayor facilidad. En este sentido, el mayor de los respetos para los que sufren todo esto.

Pero a veces el ser humano tiene también otra enfermedad que es su natural costumbre de exagerarlo todo y llevarlo a cosas un poco ridículas como el estrés de las masas de pan o de los picos integrales.

Por respeto a esas personas que sufren estrés, una enfermedad que no es nada agrabable y que atrae a otras con suma facilidad, deberíamos cuidar el uso de este término y no aplicarlo a todo de forma automática, simplemente porque está de moda y porque queda muy fino en los discursos.

A veces con el uso indebido de las palabras lo que hacemo es perjudicar y producir que un problema se banalice. Dejemos a las masas de pan tranquillas, que actúen las levaduras y las masas madres. Los molletes lo único que producen es una gran tranquilidad cuando por las mañanas se les de un bocao leventemente tostaítos, preferiblemente relleno con zurrapa colorá. A veces esto es hasta mejor que el Diazepam.

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