¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Europa, fin del idilio

Los españoles ven cómo el norte les vuelve la cara. El euroescepticismo va a ser un daño colateral de esta crisis

Las pocas horas libres que nos deja el estresante confinamiento las dedicamos a la lectura de La vanidad de la caballería, del periodista y escritor Stefano Malatesta, una divertida y caprichosa miscelánea sobre asuntos de historia militar totalmente alejada de la retórica belicista, pero también de los melindres pacifistas. Entre las muchas batallas de las que nos habla el socarrón y erudito Malatesta aparece la que fue una de las grandes derrotas de Roma, la batalla de Teutoburgo, en la que una alianza de tribus germanas aniquiló a tres legiones al mando del incompetente Publio Quintilio Varo, en las umbrías selvas de la Baja Sajonia. Aquella bien puede considerarse como una de las primeras muestras de la enemistad entre lo germánico y lo latino, entre el norte y el sur de Europa, una vieja antipatía que ha ido adoptando distintas caretas a lo largo de la historia (quizás la más conocida y poco comprendida es la Reforma Protestante) y que parecía finalmente haber quedado en tablas con la creación de la Unión Europea. Sin embargo, las diferentes coyunturas de este gran ciclo de crisis que comenzó con el 11-S, continuó con el crack de Lehman Brothers y se ha metamorfoseado ahora en pandemia de coronavirus, ha vuelto a poner sobre la mesa una vieja desconfianza que puede acabar con un proyecto vital para la supervivencia de los actuales valores europeos de libertad y confort. Pocas veces se ha evidenciado de forma tan clara el enfrentamiento entre lo meridional y lo austral como ahora con la crisis del Covid-19. Resumen: Alemania y la antipática Holanda lideran el "ahí te pudras" con el que el Norte ha respondido a las peticiones de ayuda de Italia y España ante la angustiosa situación en la que nos ha situado el virus.

Veremos en qué acaba todo esto, si finalmente hay o no coronabonos (todo indica que no), pero sí se puede decir ya que el primer daño de esta situación es el fin del idilio de los españoles con la UE. A Europa, durante décadas, se le ha perdonado todo -incluso la austeridad severa de la crisis de 2008- debido a un doble sentimiento de los españoles: el complejo de inferioridad y el agradecimiento por la lluvia de millones de los fondos estructurales. Ahora, la percepción, cierta o no, es que la Europa del norte nos ha dejado solos ante ese toro de cien cuernos que es Covid-19, justo en el momento en que se están teniendo que montar apresuradamente tanatorios de campaña. El euroescepticismo va a ser un daño colateral de esta crisis. La UE puede acabar diezmada como las legiones de Varo en Teutoburgo.

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