Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Familias

¿Quién no ha tenido algún pitote parental? Ningún apellido, hasta el más dinástico, se salva de ellos

En cuanto vi las imágenes no pude por menos que acordarme del título de la novela de Douglas Coupland Todas las familias son psicóticas.Ahí estaba el abuelo, que en ese instante es también padre, esposo y suegro; y estaba la abuela, al mismo tiempo madre, esposa y suegra; y estaba el padre, alternando este rol con los de hijo y marido; y estaba su mujer, que en la escena da prioridad a su condición de madre y sobre todo de nuera; y finalmente, pero no menos importantes, estaban las hijas, que son hermanas y también nietas. Es demasiado. Exige un plus de concentración atender simultáneamente todas esas variantes. Y eso sólo está al alcance de individuos como sir Alec Guinness, pero no quedan. Entre los normales, quizá con la ayuda de estimulantes psicotónicos podamos sobrellevar -olisqueando sin embargo el desasosiego- todo ese turbión de relaciones que creemos plenas de afinidades y que, lo sabemos, son tan propensas al pitote parental. ¿Quién no ha tenido alguno? Ningún apellido -por muy dinástico que sea- está a salvo de ellos.

Sí, todas las familias son psicóticas. Habrá quien lo niegue, presumiendo de la propia con loas a sus indisolubles lazos consanguíneos y cantando alabanzas a la fortaleza del amor que se profesan entre los de su linaje. Cuidado con éste: se trata de un temible psicópata que seguro que condena cada dos por tres a su familia a un psicodrama (el de Nochebuena cobra especial virulencia con su interpretación del papel de cuñado con dureza turronera).

En fin, que el personal está flipando de norte a sur y de este a oeste con el final de la misa. Aunque si lo que les pone son las retransmisiones de flipes familiares yo les recomendaría, si me lo permiten, el de Los Soprano, el de los hermanos Panero y su madre Felicidad Blanc, el de los Cody de Animal Kingdom y el del clan argentino Puccio. Aunque habrá quien prefiera -ya se sabe que hay gente para todo- las andanzas de la tribu de los Brady o de los Waltons, con su "Buenas noches John Boy" -aquí el flipe, si lo había, se hurtaba con el apagado de las luces en cada habitación... y seguro que lo había-, o de los Alonso, mucho más castizos y tan cercanos, con el abuelo ronco y desesperado buscando a Chencho en el mercadillo navideño de la Plaza Mayor. Y quedan, no se olviden, los que la han gozado con esa pesadilla de Los Serrano.

Familias. Sí, lo dicho: está claro que todas son psicóticas.

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