Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

'Faulicidades'

El Bar Juanito, fundado tal día como hoy hace 75 años, ha sido testigo y protagonista de la historia reciente de Jerez

Hace un sol de justicia a más de cuarenta grados por la calle Larga el primer viernes de agosto, que trae un verano que más bien es infierno. En dirección a la plaza del Arenal camina solo una de las personas más conocidas y queridas de Jerez, que se adivina desde lejos por su silueta y su manera de andar. También por sus pantalones y camisas de colores imposibles. Es Faustino Rodríguez Marín, Fau para los amigos, o sea, para todos.

Está guapo, como le gusta decir a él. Ha pasado el mes de julio en Rota junto a su mujer, sus dos hijas y sus nietos y le ha dado tanto el sol que parece Julio Iglesias. También ha adelgazado. El paso por la playa le ha venido bien después de un año complicado en lo que a salud se refiere, pues ha tenido que pasar por quirófano y se ha llevado más de un susto. Se privó por ello, por primera vez en su vida, de pisar la Feria y ha estado en dique seco varios meses, lo que le ha mantenido apartado del negocio y de la vida en la calle, su escuela, que es lo que más le gusta.

Pero ahora, por fin, vuelve alegre y feliz al bar, al Bar Juanito. Y no es un día cualquiera. Fau sabe que el domingo, este domingo 5 de agosto, el Bar Juanito cumple 75 años. Lo dicen sus ojos, que vuelven a brillar con la misma fuerza de siempre a pesar de que él sabe que corren tiempos difíciles, que se acabaron los años dorados. El tiempo, y sobre todo los últimos años, le han enseñado a él, que tanto ha ayudado a tantas personas, que los verdaderos amigos son los que permanecen cuando te vienen mal dadas. ¿Pero acaso no fueron más difíciles cuando su padre, Juan, decidió abrir en plena posguerra el bar que llevó su nombre en la plaza de la Yerba?

Desde entonces y hasta ahora, tres cuartos de siglo después, casi los mismos que tiene Fau, el Bar Juanito ha visto pasar desde su emplazamiento original hasta el actual, la Pescadería Vieja donde abrió en 1982, toda la historia reciente de Jerez. Ha sido testigo del auge y crisis de las bodegas, que tan cerca han estado siempre del bar. Ha visto en primera fila la vida del Ayuntamiento, con sus principales protagonistas apostados en su barra. Y ha saltado las fronteras de la plaza del Arenal para dar de comer en las ferias de Jerez y Sevilla y allá donde hubiese una buena reunión de amigos. Cientos de fotografías en su local recuerdan felices todo ello.

Gran parte del mérito de Faustino fue descubrir el poder de la tapa. Él, que siempre se ha jactado de no saber "encender un cerillo" y que se autodefine como "un simple tasquero", ha aportado a la gastronomía más que muchos cocineros. El símbolo del Bar Juanito, dicen, es la alcachofa, un logotipo singular. Pero no es el único. Sin la sonrisa de Fau, su risa contagiosa, sin sus "¡ay, que te quiero!", "¿tú lo coge, nene?" o sus "¡guapo!", el alcaucil no sería lo mismo. Porque el Bar Juanito es Faustino y sin él no habría sido el mismo.

No es fácil que un comercio llegue a los 75 años. Gracias al apoyo de su mujer, Carmen, el gran pilar de la familia, de sus hijos Rocío, Cristina y Juan, y de los muchos empleados y clientes que a lo largo de este tiempo han sentido el bar como su casa, Jerez puede sentirse orgullosa de contar con un negocio en el que el corazón es lo más importante. 'Faulicidades' y que cumpla muchos más.

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