La columna

Bernardo Palomo

Fútbol, fútbol y más fútbol

No se le ocurra a usted, a partir de mañana, pensar en salir, en ir a comprar, en esperar la Hermandad del Rocío de Jerez de su vuelta de la Aldea, de tomar un café con sus amigos o de todo lo que usted suele hacer en una tarde de junio, ni mucho menos ponerse malo, que todo va a estar condicionado por el Mundial de Fútbol de Brasil. A partir del jueves, ni el Niño del Rey - perdón, el que va a ser nuestro Rey Felipe VI - coronado a perpetuidad, ni los trasiegos de los Socialistas buscando alguien que ponga un poco de razón a su partido ni los ilustres políticos que se sientan o se van a sentar en los banquillos de acusados ni siquiera la graduación sempiterna de sus hijos - cuando terminan la Infantil, cuando se acaba el periodo escolar, cuando la ESO da paso al nuevo Bachillerato, cuando se va a la Universidad… que ahora, uno se gradúa por todo, hasta por haber terminado alguno de los cursillos del antiguo "pepeó" - va a tener la importancia de los partidos que ofrecen por la tele. Y no crean que ya sólo interesa la Selección Nacional; ahora todos saben quién es el volante derecho de Costa Rica, el interior izquierdo de Paraguay o el suplente del portero titular de Camerún y a todos les parece un hito de vital importancia un Marruecos-Croacia, si esto fuera posible. Uno que, más allá de lo que ocurre en el Sánchez Pizjuán, lo demás le parece plato de escaso gusto, siente que durante casi un mes, el país se va a mover al ritmo que marcan nuestros insignes futbolistas. Espero que no ocurran hechos de absoluta importancia ni que el pobre padre de tu mejor amigo deje de existir porque, mucho me temo, que nos enteraremos cuando se cumpla el primer aniversario de lo sucedido. ¡Que ustedes lo vivan deportivamente!

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