El periscopio

León Lasa

Fútbol y política (I)

DEBE ser, por qué no confesarlo, que comenzamos a tener, avanzado el verano, síndrome de abstinencia futbolera, pero han caído últimamente en mis manos algunos artículos sobre fútbol  y economía o política realmente sugestivos. Uno de ellos, publicado en la interesantísima revista catalana de cultura Jotdown (www.jotdown.com) estudia las relaciones sociológicas el llamado deporte rey y política (www.jotdown.es/2014/07/la-relacion-entre-el-futbol -y-la-politica-o-dime-a-quien-animas-y-te-dire-a-quien-votas/). El fútbol  -no descubrimos nada desde luego- ha sustituido punto por punto el papel social que hasta hace poco tenía en el mundo occidental la religión: las nuevas catedrales son esos estadios gigantescos diseñados por arquitectos de prestigio; las peregrinaciones del siglo XXI consisten en visitar casi místicamente esas instalaciones; la misa dominical, aquel ritual familiar que dominaba el día de asueto y ahuyentaba el tedio, ha sido completamente sustituida por la asistencia al campo de fútbol ; los sermones han sido trocados por las declaraciones de entrenadores y jugadores. En fin, no sé si ha merecido la pena cambiar al apóstol Santiago por Messi, pero los hechos son incuestionables. En el artículo indicado se comenta un reciente estudio llevado a cabo por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en el que se constata, por ejemplo, que el fútbol  es con gran diferencia el deporte que más interesa a los españoles, a gran distancia del segundo (el tenis), y que, contra lo que podría pensarse, es un deporte de seguimiento transversal: todas las clases sociales por igual se interesan por él; y lo mismo ocurre con la adscripción política: salvo entre los declarados muy de izquierdas, concierne a todos. Esto, los políticos profesionales no lo olvidan. El equipo más popular dentro del Estado es, muy de lejos, el Real Madrid; y el primer equipo andaluz aparece -qué tirón tan poco aprovechado-en sexto lugar: el Betis. Si se sesga el estudio por votantes, resulta llamativo comprobar cómo los de IU se decantan por el Barcelona mayoritariamente (¿reflejo de la España federal?), y los del PSOE por el Real Betis Balompié (¿Andalucía-PSOE-Betis?). La sorpresa llega de la mano de la relación entre la clase social y el equipo: el Real Madrid, al que el imaginario popular atribuye el hecho de ser el equipo de la clase alta y el pijerío, resulta que es el club favorito de los obreros no cualificados. ¿Contradicción con el hecho de ser el club tradicional de la derecha? El CIS concluye que con frecuencia realizamos una correlación muy equivocada adscripción política-clase social y que no siempre se vota con la cartera: el Madrid sería el mejor ejemplo de todo ello. Fútbol  es más que fútbol  El fútbol  ha sustituido punto por punto el papel social que hasta hace poco tenía en el mundo occidental la religión.

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