Una de las frases más impertinentes que existen es: "Ya lo dije". Así que como Rufián lo avisó también, citaré al flamante (que prometió que dejaría de ser diputado español no sé hace cuántos meses) diputado de ERC como fuente de autoridad. Ya veremos cómo se forma Gobierno, pero a estas alturas es irrefutable lo que decíamos Rufián y yo hace varios meses: ¿qué falta hacía? Pedro Sánchez, aunque el PSOE es el más votado, ha hecho un pan con unas tortas. O ha hecho el indio. O ha quedado como Cagancho en Almagro.

Sánchez podía pactar con Podemos, que le había aceptado el veto a Iglesias, nada menos, y podía pactar con Rufián & cía. que lo estaban deseando. Además, en el último momento, Rivera le ofreció su apoyo para no ir a las segundas elecciones. Sánchez se empeñó.

Ahora: 1) Tiene tres diputados menos para tratar de gobernar exactamente igual que antes. 2) El PP se ha fortalecido. 3) Vox, que había quedado ligeramente achantado por las expectativas defraudadas en las anteriores elecciones, ahora es la tercera fuerza de España, la tercena, y, todavía más importante, ha terminado de conectar con el voto popular. 4) Cs, que era el partido que podía echarle una mano al PSOE en casos de extraordinaria y urgente necesidad no está para echar manos, sino para que se las echen. 5) Iglesias aguanta, pero le suponemos enfadado con Sánchez. 6) Los socios nacionalistas, en este intervalo, se han creado a sangre y fuego un profundo rechazo transversal en toda España con sus altercados catalanes. ¿Ahora va a pactar con ellos como si nada? 7) La crisis económica se acerca más y más, mientras que, como en el pollito inglés, el Gobierno ha estado pendiente de otras cosas. Ya la tiene encima y para él. 8) La campaña electoral le ha hecho un daño perdurable a la imagen del presidente Sánchez del que le va a costar levantar cabeza (y sin haberlo planeado me ha salido una referencia a su lenguaje no verbal durante el debate). 9) El enfado de los fiscales ahí se queda, por ejemplo, y cierta fatiga de materiales de las instituciones democráticas. 10) La posibilidad de unas terceras elecciones ya no es una oportunidad para Sánchez, sino una espada de Damocles.

Decía José María Pemán que lo peor que se podía preguntar ante una obra de arte es "¿Para qué?" Pedro Sánchez se acostará está noche tirándose de los pelos por esa idea suya de convocar estas elecciones: "¡¿Para qué, para qué?!"

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios