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Ganas al Betis

Liga 57-58. Con el Betis ascendido, el Xerez se jugaba no bajar en Heliópolis. Al final, derrota y gritos de 'A Tercera'

HAY ganas al Betis. Basta con ojear la historia del Xerez para concluir que una victoria sobre el equipo verdiblanco, por muchos motivos, no puede demorarse.

Hace 56 años que los aficionados no se dan el gustazo de ver a su equipo pasándole por encima a los verdolagas. Demasiados para las viejas cuentas pendientes.

Aunque los más jóvenes crean que xerecistas y béticos han estado siempre en las antípodas clasificatorias del fútbol español, ambos protagonizaron derbis inolvidables en la década de los cincuenta. El viejo Domecq fue testigo de un buen número de enfrentamientos en Tercera división que siempre se decantaban del lado jerezano.

Años después, en Segunda, unos y otros siguieron encontrándose, con resultados de distinto signo. Así hasta la tarde de la infamia. Último partido de la Liga 57-58. Con el Betis matemáticamente ascendido a Primera, el Xerez se jugaba no descender en Heliópolis. Al final, derrota abultada que cobró tintes de humillación con todo el estadio coreando: "a Tercera, a Tercera".

Desde entonces, ambos clubes siguieron caminos distintos. El Betis vivió su mejor época entre Segunda y Primera, y el Xerez siguió sumido en el sueño imposible de codearse con los grandes.

Los dos equipos volvieron a medirse 32 años después en un Chapín que todavía olía a nuevo. Un gol de Fernando Román puso en ventaja a los locales, pero los verdiblancos, gracias a dos goles de Pepe Mel (su entrenador en la actualidad) y al árbitro, le dieron la vuelta al resultado, llevando la frustración a las repletas gradas del Municipal jerezano.

Y así hasta la temporada pasada. En Jerez resonaban los ecos por la euforia del ascenso, mientras que al final de La Palmera, con la frustración del descenso a Segunda aún reciente, se urdía un plan maquiavélico para hundir al club xerecista. Meses antes había rondado por aquí un tal Nuchera que, en su paripé de comprarle el club a Morales, había hecho acopio de la documentación necesaria como para poder buscarle las cosquillas a una entidad sin patrón. Y aunque no lo consiguieron, el veranito se lo dieron a más de uno, y a la secretaría técnica le costó la misma vida configurar el nuevo plantel con tiempo suficiente, lo que al final acabaría pasándole factura con una primera vuelta difícilmente enmendable.

Entiendo que son motivos suficientes como para apretar los dientes en el mediodía del Domingón del Pregón, asestar un golpe en la carrera por la promoción de ascenso y, ya de paso, vengar a generaciones de aficionados que tantas veces vieron mancillada su dignidad. Y todo ello sobre el terreno de juego. Faltaría más.

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